ENTREVISTA PICANTE

"La murga no es un espacio para hacer militancia partidaria"

05/09/2017

Nicolás Arizcuren es uno de los talentos creativos que pulula por los teatros locales. Actualmente es el letrista y director de Los Vagamundos, grupo comediante con influencias de Murga Uruguaya y Comparsa Gaditana. Lo visitamos en un ensayo para hablar de humor y sobre la respuesta del público tandilense.

En los teatros y la murga tenés una larga trayectoria, pero en la radio estás haciendo tus primeras armas. ¿Cómo congeniaste tu humor ácido con los oyentes de Radio Tandil?

El que se tuvo que adaptar fui yo, no podía suponer que una radio con tantos años se acomode a mi estilo. A mí me gusta trabajar desde un personaje, no desde la primera persona. Así surgió el personaje Alberto de Bella Italia, un tipo muy ingenuo, que desde su torpeza tiraba comentarios que eran explosivos, algunos medio desubicados. Más allá de algunos comentarios, Alberto tuvo muy buena  repercusión en los oyentes y creo que le dio una frescura que no se ve mucho en la AM.

Todo depende del contexto cuando haces humor. Me pasó por ejemplo en el contexto de la marcha del Ni Una Menos, en donde sentí que no podía decir lo mismo que venía repitiendo en otro momento. El humor tiene que ser oportuno y depende del contexto. No es lo mismo un  chiste en una despedida de soltero que en un bautismo.

No creo que dependa del humor en sí, sino del momento. Después no tengo muchos límites. Y no lo digo como una jactancia, depende de cada uno, de cómo lo manejas y como lo aborda cada uno.

Y ¿Cómo es hacer humor en Tandil?, muchas veces se habla de una sociedad conservadora o cerrada. ¿Cuesta generar empatía con el tandilense?

Está eso que decís, pero a mí se me hace más fácil, en el sentido de que todo lo que reprime esa sociedad pacata o solemne que describe a una parte importante de nuestra ciudad, a mí me sale naturalmente. Esa confrontación me viene al pelo para hacer humor.

Después pasa que me encuentro a un montón de gente que me dice que me sigue o que se caga de risa con lo que digo en el escenario, pero no te recomienda o no te escribe por facebook para no quedar pegado.

Yo no me quejo de cómo me va. Hace un tiempo largo que vengo haciendo humor en Tandil y me ha ido bien entre comillas. No hablo de ganar guita. Tenemos público para presentarnos, la gente gusta de esto, solo que tenemos que encontrarle el formato para que el tipo no quede expuesto sabiendo la propuesta del humorista.

Hoy con esto de las redes sociales o twitter, los artistas también están expuestos a los comentarios descarnados o hasta mal intencionados de cualquiera. ¿Te llega esta crítica o como lo manejas?

Trato de no darle tanta bola a eso. Siempre aparece alguno que no le gusta lo que haces. Soy partidario de la crítica a conciencia, que en definitiva es la que más duele. En algún momento capaz que te dicen que te fuiste a la mierda, después lo reflexionas y te das cuenta que fue así. Me ha pasado, soy de irme bastante a la mierda. Pero creo que no se trata solo de transgredir los límites y ver quién es el más morboso. Sino que se trata de manejar cual es limite que está dispuesto a tolerar el público.

Por romper limites te pones en pelota y al otro día salís en el diario, pero no creo que con eso pueda construir una carrera o que te sirva de algo.

La murga te da también la posibilidad de conjugar la crítica social, está el humor pero también está el mensaje. ¿Cómo te paras ante esto cuando te pones a escribir los libretos?

Vengo hace mucho con esto, desde La Tandilera que fue la primera murga de estilo uruguayo en Tandil. Me parece que una murga tiene que cantar sus letras, no me gusta ni me sirve cantar covers. Después seguí con A Contrapelo y ahora con Vagamundos desde el mismo lugar. La crítica tiene que estar siempre, pero yo elijo una crítica despolitizada.

Antes le canté a los K y ahora le canto a los que están ahora. Nunca tomé una posición política, muchos menos lo haría con una murga en la que participan muchas personas.

A mi criterio es un error del artista tomar partido, en un contexto en donde todos los políticos se dan vuelta. En eso pienso que la figura el artista está por encima de todas las cosas y debemos salvaguardarlo.

¿Hablas de una posición político partidaria?

Claro, espero que se entienda. La posición ideológica o política está siempre. Pero yo creo que la murga no es un espacio para hacer militancia por tal o cual espacio, lo veo como un lugar para decir cosas que no se escuchan en otras partes.

Desde ese lugar la murga es un espacio buenísimo. Hoy el rock está cada vez más pacato, conformista y hasta obsecuente te diría, está lleno de clichés que no estaban en el rock de los 80, por compararlo por ejemplo. La canción de protesta también es otra cosa, quedó reducida a algo hipócrita y demagogo. Hoy muchos artistas eligen quedarse en un lugar de comodidad.

¿En Tandil se puede vivir haciendo arte y humor?

Yo digo que sí, que se puede vivir, siempre y cuando tomes al arte como un sentido de tu vida. Sino en algún momento bajas los brazos. Si lo haces por snob o por moda te puede durar dos o tres años a lo sumo.

Se puede vivir del arte si te hace sentir vivo, porque es algo que te empuja de adentro y no se puede evitar. Capaz que yo podría trabajar en el hotel o en gastronomía y me podría ir mejor económicamente, pero apuesto a esto que me hace vivir, me hace sentir y sueño con que la ciudad pueda crecer culturalmente y los artistas elijan quedarse en Tandil antes que irse a Buenos Aires.

Todavía nos falta darle el lugar que se merece el arte, apuesto a que el Estado, los gobiernos y otras organizaciones tengan otra permeabilidad al artista. Que las escuelas puedan captar a esos pibes que tienen una sensibilidad especial. Hace falta un poco de educación en ese sentido.

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