Opinión

Cumplir tus promesas

15/08/2017

En gran medida la calidad de nuestros vínculos y relaciones depende de nuestra capacidad de cumplir las promesas que hacemos. Esto no solo se aplica a los otros, sino a nosotros mismos, ya que también nos prometemos cosas y muchas veces podemos sostener esas promesas y otras no.

por
María Agustina Jáuregui

Pero ¿Qué son las promesas? ¿Por qué hacemos promesas? ¿Qué pasa cuando no cumplimos las promesas que hacemos?

Las promesas son actos lingüísticos que tienen carácter de declaración. Entendiendo que una declaración es un acto que genera una realidad que hasta ese momento era inexistente.

Una declaración es tal, en cuanto tengamos la capacidad de hacerla cumplir. Transforman la realidad. 

Por ejemplo un Juez puede declarar a dos personas "marido y mujer", pues tiene el poder que le confiere la ley para que esa declaración se transforme en una realidad.

Una mamá puede declarar a sus hijos "te vas a dormir" y tal vez no tan rápido como uno desee, pero también puede cumplir su declaración y llevar a sus hijos a la cama.

Mediante declaraciones transformamos la realidad.

Por esto, y por todos los actos lingüísticos que componen el habla, decimos que el lenguaje tiene un poder generativo, porque a través del lenguaje generamos nuevas realidades y con ellas, oportunidades.

Volviendo al tema central de hoy, podemos decir que las promesas son, por excelencia, aquellos actos lingüísticos que nos permiten coordinar acciones con otros.

Cuando alguien hace una promesa, se compromete realizar alguna acción en el futuro. Y de una u otra manera, mediante esta promesa se ejecutan acciones, se asumen compromisos y realizamos acciones que antes no hubieran sido posibles.

Por ejemplo Si mi marido me dice "esta noche cocino yo", yo ahora puedo actuar basándome en el hecho de que cuento con el cumplimiento de esa promesa. Entonces  puedo, por ejemplo, hacer planes para salir hasta más tarde de lo habitual, sabiendo que tengo más tiempo y menos apuro en volver a casa.

Las promesas implican un compromiso manifiesto mutuo. Si yo prometo algo a alguien, esa persona confía en que yo cumpla con mi promesa de determinada manera, con ciertas pautas que se consensan y a las que llamamos condiciones de satisfacción. Si prometo hacer tu torta de cumpleaños, pero la hago un mes después de tu festejo, seguramente esas condiciones de satisfacción se verán afectadas, como así tu confianza y seguramente el vínculo. Lo más probable es que no confíes en mí para tu próximo cumpleaños para esa tarea.

El compromiso que tenemos con las promesas que realizamos no solo existe en el marco individual o personal, tiene que ver además con nuestra manera de vincularnos socialmente y en comunidad. El conjunto de reglas que tenemos para estructurar la sociedad en que vivimos se compone de promesas.

Gran parte de quienes somos ante los demás depende de nuestra capacidad de hacer y cumplir promesas, con la confiabilidad que ello proporciona y en la coherencia de nuestros actos.

Hacemos promesas con el objetivo de generar nuevas realidades que tengan que ver con los proyectos que queremos realizar, con los valores que queremos vivir y con el sentido mismo de nuestra existencia.

Cumplir promesas incrementa nuestra capacidad de acción, lo cual nos lleva a formular nuevas promesas y así generar esa realidad en la que queremos vivir. Estamos rodeados de promesas de las cuales dependemos, coordinamos acciones con quienes nos prometen ciertas cosas, asumimos acciones dependiendo de ellos. La confianza se sostiene en la base del cumplimiento de promesas pasadas y en el compromiso de cumplir las promesas futuras.

Las promesas se componen de cuatro elementos fundamentales:

1.            Orador.

2.            Oyente.

3.            Una acción a realizar (con ciertas condiciones de satisfacción, por ejemplo una fecha específica para aquella tora de cumpleaños).

4.            Un tiempo determinado.

El proceso tiene dos etapas, la primera es realizar la promesa, y la segunda cumplirla. Luego podemos entrar en más detalles y chequear las condiciones de satisfacción, porque dependiendo de la complejidad de la promesa, puede afectar notoriamente el resultado si las condiciones son ignoradas.

Esta promesa se inicia desde una oferta o un pedido para que una determinada acción suceda, pero también es necesaria la aceptación del oyente, pues sin ella, solo sería una oferta. Cuando el orador enuncia la oferta y el oyente la acepta, estamos ante una promesa. La promesa empieza a estar presente y termina cuando se cumple, cerrando así el ciclo de la promesa.

Cuando no cumplimos nuestras promesas lo primero que afectamos es la confianza que el otro depositó sobre nosotros. Eso hace a nuestra confiabilidad.

Muchas veces vemos promesas incumplidas por parte de candidatos políticos, mandatarios, etc. Estos incumplimiento, nos llevan a inferir que no debemos confiar en sus promesas, por lo tanto caemos en un descreimiento sobre esas personas y hasta sobre cierto sector. Pero también somos nosotros quienes no cumplimos nuestras promesas, muchas veces nos damos cuenta que debimos decir que "no" a ciertos pedidos y debemos entonces analizar el modo de volver a reformular y hacer promesas que podamos cumplir.

El incumplimiento da lugar a la generación de reclamos. Al mismo tiempo mediante un reclamo se genera la posibilidad de ofrecer nuevas promesas que puedan "reparar" ese quiebre o bien cerrar el ciclo ahí mismo, sabiendo que nuestra confiabilidad puede quedar dañada.

Como podemos ver las palabras que decimos, las promesas que hacemos, el cumplimiento de ellas y el modo en que lo hacemos, marcaran fuertemente nuestra imagen ante los demás, y ante nosotros mismos. Nuestra sinceridad y nuestras competencias serán puestas en juego cada vez que nos comprometamos a realizar acciones de las cuales dependerán otros.

Es necesario aprender a distinguir estos actos lingüísticos y sobre todo ser conscientes y responsables de nuestras palabras. Ya que construiremos el mundo en que vivimos mediante nuestras declaraciones.

 

María Agustina Jáuregui

Coach Profesional Certificada - Directora de Coaching Tandil.

Avalada por la Asociación Argentina de Coaching Ontológico Profesional.

agustinacoach@gmail.com

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