PERSONAJE DE LA SEMANA

Del club Independiente al sillón de Duffau

18/05/2017

Nicolás "Gino" Pizzorno es el último intendente peronista. Abogado y escribano de profesión, su vida está ligada al deporte y a la institución de la avenida Avellaneda. Pese a que su gestión municipal quedó empañada por la grave crisis inflacionaria de fines de la década del 80, su imagen de tipo honesto y buena gente permanece inalterable en el tiempo. "No sé si Tandil tiene un buen recuerdo de mi intendencia. Yo no goberné para la clase media, ni hice obras grandilocuentes; pero fui el primero que llevó los servicios más allá de la Ruta 226. Mi prioridad fueron los sectores más desprotegidos", dijo el nuevo #PersonajeDeLaSemana.

por
Mauro Carlucho

Primero me gustaría aclarar que era muy chico en su época de intendente y que, por supuesto, no lo conocí en su esplendor de basquetbolista. Pero desde que tengo uso de razón lo recuerdo como a un vecino más. Quizás similar a lo que sentía cuando me cruzaba a don Américo Reynoso en Villa Italia.

No creo que sea casualidad. Son dos tipos cercanos en generación, que mantuvieron una línea durante toda su vida.

Gino nació en Tandil, en el seno de una familia cruzada por los Códigos y las Leyes. Su padre era argentino, pero en un viaje familiar por el viejo continente, decidió quedarse en solitario. Allá estudio abogacía y formó una familia, para luego regresar a la Argentina definitivamente.

Aquí estaban los abuelos paternos, quienes se habían instalado como los boticarios de la Farmacia Roma (sin relación con la actual). Evidentemente la familia gozaba de una buena posición económica y Gino junto a sus hermanos tuvieron una linda infancia.

"Tengo recuerdos bellísimos de aquella época. Los juegos, la pileta y sobre todo el club. Independiente que  fue nuestra segunda casa", comentó Pizzorno.

"Al principio íbamos con mi madre a la pileta conocida como El Manantial de los Amores, donde hoy es el Club Los 50. Pero luego nos fuimos a Independiente porque había otros deportes. Soy un apasionado del futbol y del básquet. Estábamos todo el día. Con 15 años llegué a jugar en la primera de básquet y en la selección nacional. En futbol no llegué a debutar en primera porque me fui a estudiar a La Plata", agregó el escribano.

Como todo joven de familia acomodada, y no tanto, sus estudios los hizo completamente en el Colegio San José, donde recuerda que nunca se llevó una materia. Los primeros años tuvo excelentes notas, pero luego la jugó de vago y solo estudiaba para aprobar y no tener problemas en su casa. Su energía estaba en el club y en el deporte.

Amigos y rivales

Pizzorno era parte de una barra de amigos entrañables. Carlos "el cuervo" Lunghi, su hermano José Luis, Ignacio "el pelado" Esnaola, Osvaldo Guillot y otros más eran parte de "Quilmes", un equipo que competía en el torneo interno del club.

Hay miles de anécdotas con los amigos, en los partidos contra Santamarina o Boca, los otros clubes con básquet en aquella época. "Había grandes jugadores. Yo era un encestador, metía muchos puntos. Pero el mejor era "Cacerola" Polich, un muchacho que después se fue a jugar a la competitiva liga de Mar del Plata", recordó.

Los años fueron pasando y los padres empezaron con la pregunta incomoda de que seguiría estudiando. "Gino" no quería saber nada con dejar lo que estaba haciendo. Quería seguir en el club y aspiraba a entrar a trabajar en la administración de Metalúrgica Tandil: "Yo veía a mis amigos que ganaban muy buen dinero y se daban la gran vida. Salíamos al centro y yo no tenía un peso, pero ellos invitaban tragos y se les acercaban las señoritas. Lo mío era la pinta", sostuvo riéndose.

Siempre digo que esta sección nos deja ver cómo fue evolucionando la ciudad y la sociedad. La fábrica de Santiago Selvetti era un icono en aquel Tandil incipiente.

"Mis viejos querían que yo estudiara. Me decían que si estudiaba después se iba a dar vuelta la situación, que con un título iba a tener más posibilidades en el futuro. Por suerte no se equivocaron, porque pude salir adelante. Pero me costó entenderlo", indicó.

Al final optó por abogacía, su madre también había estudiado leyes de joven y el mandato familiar fue muy fuerte. Los primeros años los hizo a distancia, pero luego se mudó a La Plata para completarlos normalmente.

Perón, Perón, que grande sos?

Su padre fue uno de los fundadores del Partido Laborista en Tandil, una de las ramas que dio origen al peronismo. Su trabajo en el derecho laboral lo hizo trabar grandes amistades con el sindicalismo vernáculo. Supo trabajar con los gremios de la UOM y Atilra. Dos centrales obreras de gran importancia en la época.

"Mi padre era un enamorado de la profesión, junto a Sivori y otros compañeros fundaron el Partido influidos por las grandes conquistas del peronismo. Ahí nace todo. Un presidente que pensaba en los humildes. Por algo la gente le sigue cantando a Perón. Murió en el 74 y lo siguen añorando. Los radicales no tienen el mismo sentimiento por Yrigoyen, el peronismo es pasión", exclamó.

Empezó a militar cuando estaba en La Plata, pero antes hubo un acontecimiento insoslayable. Durante la Revolución Libertadora su padre fue encarcelado por su tarea sindical y la familia vivió momentos de zozobra. "Fueron tiempos muy difíciles. Aquí en la Comisaría Primera hubo simulacros de fusilamientos y luego lo trasladaron a Olmos, cerca de La Plata. Estuvo casi un año detenido, algunos pueden pensar que fue poco tiempo, pero nuestra familia vivió un calvario".

Esa injusticia lo marcó y la pudo canalizar en la ciudad de las diagonales cuando se acercó a un grupo peronista con tendencia de izquierda. Aproveche la ocasión y le pregunté por esa supuesta diferencia entre la Evita de izquierda y el Perón de derecha, pero rápidamente dio por tierra con esta teoría. "Eran un complemento perfecto. Ella era el coraje y el pueblo, pero Perón era la cabeza de todo el movimiento", explicó.

De nuevo en Tandil, vivió su militancia con intermitencias. Los golpes de estado eran moneda corriente y nuestro país vivía un constante enfrentamiento entre peronistas y anti peronistas. "Hablan de la grieta como algo nuevo, pero yo la veo desde siempre. La grieta existe desde que existe la lucha de clases", dijo.

Cuando Perón cumplió los 70 años estando en Puerta de Hierro, España, los compañeros de Tandil le enviaron una carta firmada de puño y letra por cada uno. El General desde el exilio les devolvió el saludo con una imagen firmada para cada uno. Siempre me llamó la atención esa conexión que establecieron los peronistas con su líder.

Luego del Golpe del 76, su hermano debió exiliarse a Canada tras quedar marcado en una lista negra donde también había gente como Carlos Alberto Moreno. Aquel abogado de Olavarría desaparecido y muerto a mano de los militares.

"El objetivo era generar terror y en parte lo lograron, pero luego de Malvinas se empezó a vislumbrar el final de aquellos años oscuros y la militancia logró rearmarse. Recuerdo que me vinieron a ver Macaya y Francisco Lester para empezar a armar algo. Así se comenzó a forjar el regreso a la democracia entro del peronismo. En Tandil nuestro líder era Francisco "Pancho" Vistalli y antes de las elecciones nos juntó a Pedersoli, a Ciappa y a mí y nos dijo que nos teníamos que poner de acuerdo. Uno tenía que ser el candidato a intendente, otro el primer concejal y el tercero como jefe de gabinete. Aquella primera elección fue muy reñida. Reynoso me ganó por 800 votos, aprovechando la tracción de Alfonsín. Estuve ahí nomás, pero lo importante era que el peronismo estaba de pie".

El equipo no se desanimó, siguió con su armado y fortaleciendo las bases. En las siguientes elecciones de medio término volvieron por todo y Nicolás Gino Pizzorno tuvo su victoria buscada. La historia cuenta que problemas internos en el PJ hizo que compitan bajo el nombre del Frente Renovador.

En el año 1989 tuvo su día de gloria. Los tandilenses elegían por fin a un intendente peronista. Pizzorno venció a Daniel Grasso y llegó merecidamente al sillón de Duffau.

Quien dijo que es fácil

Primero confió en su equipo, su idea no era tener un gobierno unipersonal. En la campaña fijaron ciertas metas que debían llegar a los más humildes y fueron por ello. "Cumplimos con los puntos salientes de lo proyectado en la campaña, queríamos llevar servicios, fuimos los primeros en ir más allá de la ruta. Pudimos inaugurar más de 500 casas. Parte con fondos de la provincia, pero también una parte con presupuesto municipal. Eso es un orgullo para mí, a pesar de que no pudimos con todo. Me dolió no haber podido mejorar el salario municipal, pero era imposible. La hiperinflación nos mató. No teníamos fondos para nada, a lo último me daba vergüenza ir a los barrios porque sabía que no podía darles lo que se merecían. Hubo meses que no llegábamos con los sueldos. La gente la pasó muy mal y yo también. Terminé el mandato agotado, con la salud deteriorada. No quería saber nada con seguir, pero además no soy partidario de las reelecciones. No sé si Tandil tiene un buen recuerdo de mi intendencia. Yo no goberné para la clase media, ni hice obras grandilocuentes; pero fui el primero que llevó los servicios más allá de la Ruta 226. Mi prioridad fueron los sectores más desprotegidos".

Luego, sin dramatismos, volvió a su profesión. Debía recuperar la clientela y trabajar en lo suyo. Se tomó su tiempo para volver a la escena pública. 

Sigue enamorado de Tandil, aunque todavía le duele la desigualdad. Ve con tristeza la caída de la industria metalmecánica y sostiene que Lunghi no hizo lo suficiente para sostener esta importante fuente de trabajo. "El desempleo es el principal problema de la ciudad. El turismo no genera el nivel de trabajo formal que daban las fábricas. Este gobierno siempre ocultó los índices de desempleo, por algo será. Pero reconozco que la ciudad tiene una calidad de vida superior a la media. La clase media tiene un paraíso en Tandil. Creo que la Universidad fue la detonante para que nuestra ciudad se transforme, el motor del crecimiento. Hay que ser honestos en reconocerlo", mencionó.

Finalizando el encuentro hablamos del presente. Del PJ local que "debe construir un liderazgo que hoy no se ve claro. Veo muchos muchachos que pueden reunir las condiciones, pero todavía falta. Lo de Bossio me bajoneó mucho. Diego fue un  tipo muy importante para Tandil. Lo de Procrear fue increíble. Mucha gente pudo llegar al sueño de la casa propia y se generó mucho empleo en la construcción, eso hay que reconocerlo. Aunque ahora no entiendo su postura. Tenemos que reconstruirnos desde nuestros pilares: la Industrialización, el mercado interno, DDHH y presencia fuerte del estado en las grandes empresas. No hay grandes secretos", finalizó.

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