Desde el sábado nos empezamos a reunir con todas las organizaciones comprometidas con los DDHH y los jóvenes de Franja Morada estuvieron desde el comienzo. Yo celebro que participen todas las fuerzas políticas, porque este fallo nos interpela a todos aquellos que estamos pensando y queremos una Argentina en democracia.

Este fallo de la corte nos hace retroceder 30 años en nuestra historia de lucha y busca cambiar el paradigma de un gobierno anterior que tomó a la defensa de los DDHH como una política de estado.

Desde el Juicio a las Juntas, la Argentina se ha ganado una reputación muy importante y es reconocida internacionalmente, hemos sido un ejemplo para toda Latinoamérica y pioneros en este sentido. Por eso no puede caber la posibilidad de quedar expuestos ante un fallo que desconoce la propia Constitución Nacional. Desde el artículo 75, inciso 22, queda bien claro que los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles y no son susceptibles de amnistía o indultos.

Si bien en este caso no se trata de un indulto explicito, entendemos que este fallo abre la puerta a la impunidad y es lo que no coloca en una situación grave y de retroceso.

Muchas veces se habla de Tandil como una ciudad apática y conservadora, ¿Cómo haces para trabajar sobre DDHH ante estas supuestas condiciones?

Volví de Buenos Aires con muchas expectativas de lo que se podía trabajar y la verdad que me he sorprendido mucho. Primero porque en la universidad hay un nivel profesional y de compromiso muy alto. También veo que hay una sociedad movilizada, más allá de la ausencia de políticas de estado a nivel municipal. Tenemos la suerte que mucha gente ha asumido el compromiso y desde distintas organizaciones llevan adelante la lucha. Este entramado social no se da en muchas localidades y hace que acá el trabajo sea mucho más gratificante.

Después si hay más o menos acompañamiento de la sociedad es otra cosa. Lamentablemente los DDHH no es un tema que mueva a las masas. Todos los días vemos que se violan los DDHH en el mundo y si hubiera un compromiso global en ese sentido, esto no estaría pasando.

La indiferencia o escaso compromiso de la gente responde a una característica internacional, no es una particularidad de nuestra comunidad. Aquí hay mucha gente activa y comprometida, y eso hace que tengamos una agenda muy interesante en DDHH.

Recién hablabas de que no había una política de estado clara a nivel municipal en este sentido, ¿a qué te referís puntualmente?

Primero voy a marcar una diferencia, la UCR ha tenido históricamente un compromiso muy marcado con los DDHH. Podemos hablar de Alfonsín a nivel nacional y en Tandil hay gente como Julio Elichiribehety que tienen un compromiso enorme y me consta, pero independientemente de esto no puedo dejar de decir que en los últimos años no ha habido una política de estado muy marcada. Con la reapertura de los juicios por lesa humanidad hubo otros municipios que han creado comisiones de DDHH para acompañar las victimas en los juicios, se han ocupado de generar y reconstruir la memoria histórica de lo sucedido en la última dictadura militar, en algunos casos también se han presentado como querellantes en las causas y acá no vemos una dirección en este sentido.  Por suerte está la universidad, el grupo de Memoria por la vida en democracia y otros organismos que van desarrollando estas políticas que el gobierno deja de lado.

Por otro lado, los DDHH no implican solamente los crímenes de lesa humanidad, también está la violencia institucional, la violencia de genero contra las mujeres. En todos estos temas los avances se fueron logrando gracias a la lucha de un montón de personas y organizaciones que las pusieron en agenda. El gobierno municipal nunca tomó la delantera o fue de avanzada.

La verdad que estos temas nunca fueron prioridad para Lunghi y hablamos de un gobierno que va por su cuarta gestión. Recién ahora se empiezan a ver temas en su agenda, pero recordemos que hay una Ley Nacional en contra de la violencia de género que data del 2008, en la provincia hay una ley del 2006 que mandaba a crear las mesas en contra de violencia de género y aquí las están creando recién en 2017.

Las cuestiones de género son transversales a toda la gestión pública y no hemos visto un desarrollo en ese sentido.

Debemos comprender que los DDHH tienden a proteger a todos los sectores más vulnerados y me parece que esa también es una agenda pendiente del ejecutivo local. Solo basta transitar la periferia de la ciudad y vemos que el estado municipal no llega de igual manera a todos los barrios. Tenemos un presupuesto muy importante, de 1400 millones de pesos, y no ha habido una dirección política que diga vamos a trabajar con la gente más desprotegida. Las prioridades siempre están en otros lados.

El  tema de la desigualdad tiene que ver con la problemática de DDHH, no lo dejemos afuera.

El otro día nos enteramos de las pésimas condiciones que tiene la Comisaría de la Mujer en Tandil, también es de público conocimiento cómo están hacinadas las cárceles en toda la provincia. ¿Se está haciendo algo para cambiar esto?

Es sabido que es un desastre el estado del sistema carcelario. Por mi trabajo he recorrido muchos de estos lugares y la vulneración de derechos en esos espacios es terrible.

¿De qué política de seguridad hablamos en la medida que esto no se revierte? Pero hay cuestiones que tenemos que revisar antes. Es indudable que el Estado tiene un poder punitivo que va seleccionando cuales son las personas susceptibles de caer bajo ese poder punitivo. Cuando uno entra a la cárcel ve determinada población: Jóvenes de 18 a 25 con determinadas características físicas o culturales, esto es evidente.

Pero convengamos que este deterioro del sistema carcelario viene de largo.

Ninguna gestión en la provincia de Buenos Aires se hizo cargo de este tema. Ni la de Scioli, ni las anteriores. Si hacemos un poquito de historia vemos que la ley del 2x1 está desde el año 1994. Salió en un contexto de cárceles superpobladas y una justicia lenta. No es un problema actual.

Hace falta una reforma integral que todavía nadie llevó a cabo. Si me preguntas a mí, te digo que las cárceles no deberían existir más, aunque entiendo que puede sonar como una utopía. 

Para la gestión de Scioli nunca fue una prioridad y es así, pero desde que se sancionó la Constitución estamos incumpliendo cuando dice que "las cárceles serán sanas y limpias para el cuidado, y no para el castigo, de los reos".

Hay un contexto social de presión en contra de garantizarle el derecho a las personas privadas de su libertad. Esta ese pedido de seguridad y de temor que se ve en todos lados. No entiendo ese debate en contra de las personas en la cárcel. ¿Qué quieren? ¿Meterlos en la cárcel y que se mueran encerrados? ¿Qué no gastemos en alimentarlos o en cuidarlos? Esos son los derechos humanos.

Pero siguiendo en este tema, vemos que hay un montón de beneficios para genocidas que se van a su casa por problemas de salud como una diabetes, a otros presos no le dan esta posibilidad.

Reconozco que los gobiernos de Néstor y Cristina no hicieron una reforma del Sistema Penitenciario como política de estado, quizás también influido por que no hay un consenso social de cómo avanzar en esta línea. Hoy lamentablemente es un pensamiento minoritario. Salvo la gente que va a la cárcel, casi nadie se preocupa por los presos. Nadie. Ojalá podamos ver un cambio en este sentido, pero soy muy pesimista.

Te voy a cambiar de tema, quiero que hablemos de La Cámpora. Están los que los demonizan y los que levantan su bandera. ¿Cómo se fue transformando esa relación de la organización con la sociedad luego de que el Frente para la Victoria dejó de ser gobierno?

Desde los últimos años del gobierno de Cristina que venimos sufriendo una campaña en nuestra contra. Ahora, y luego de los primeros años de Macri, vemos que la gente nos vuelve a mirar con cariño. Es indudable que la gente sufrió un gran deterioro en su calidad de vida a raíz de las políticas de este gobierno.

Nosotros seguimos yendo a los barrios como antes, estamos en las unidades básicas, en los barrios transformando la realidad en cuanto podemos. Nunca tuvimos una mala recepción, salvo algún caso puntual o el tema de las redes sociales donde hay una gran impunidad y nadie da la cara.

La gente sabe dónde puede encontrarnos y no veo que vengan a debatir o a decirnos lo que ponen en Facebook. En Tandil somos casi 200 compañeros. Cada uno de ellos tiene una familia, un trabajo, sus amigos. Acá nos conocemos todos, nos ven en el barrio, en la escuela, damos talleres, trabajamos a la par de la gente. Los concejales están dando discusiones en un concejo donde nunca nos aprueban los proyectos, tanto Rogelio (Iparraguirre) como Darío (Mendez) recorren los barrios y tenemos muy buena llegada en toda la ciudad.

Seguimos militando, pensando siempre en que "la patria es el otro", no creo que la realidad sea lo que dicen algunos escondidos en una red social.