PERSONAJE DE LA SEMANA

Amilcar Edgardo Marino, el pochoclero del centro

04/05/2017

Un Personaje singular, que desde hace 18 años trabaja en la misma esquina de 9 de Julio y San Martín. Uno se pregunta si personas como "Tino" eran tan simpáticas y dulces antes de empezar este oficio, o el contacto con los niños le ablandaron el corazón. Lo cierto es que vale conocer su historia y sobre todo probar sus palomitas de maíz, que son realmente una delicia.

por
Mauro Carlucho

Hay presencias (y ausencias) a las que nos acostumbramos de tal manera que parece que pasan desapercibidos, pero si nos detenemos un instante nos damos cuenta que siempre estuvieron ahí y forman parte inalterable del paisaje urbano.

Amilcar Edgardo Marino es un caso fiel. Desde hace 18 años pasa todas sus tardes en la transitada esquina de San Martín y 9 de Julio, parado en la vereda del Banco y en frente a Liverpool y la tienda La Capital.

Tómense el tiempo necesario para pensar en esa esquina y seguramente lo verán paradito frente al chiringhuto, con el delantal azul y su sonrisa a flor de labios.

"Tino" nació en la vecina localidad de Rauch, pero antes del año ya estaba viviendo en Tandil con su familia. El padre era un obrero de la construcción y encontró en nuestra ciudad un buen lugar para llevar adelante su trabajo. Corría el año 1942 y Amilcar llegó a las sierras para quedarse.

De su infancia recuerda el tiempo en la Escuela N° 7, "pero yo soy viejo, iba al edificio antiguo que estaba en España y 14 de Julio, años después se mudó a la esquina de España y Rivadavia", recordó junto a ElDiarioDeTandil.

Su primer trabajo lo consiguió en el rubro de la fotografía, en la tradicional Casa Rembrandt que estaba ubicada en calle Rodríguez al 500, años después siguió en el mismo ambiente pero trabajando para Juan Cufré, uno de los primeros fotógrafos de la ciudad.

"Era cadete y trabajaba adentro, en aquellos años se usaba mucho el servicio de fotos para carnet o para la libreta de enrolamiento. Iba a la escuela a la mañana y trabajaba de tarde, fue una linda época", mencionó.

Cuando ya era todo un hombre entró a trabajar en la Municipalidad, como ordenanza. Cuenta con orgullo que llegó a estar como Jefe Interino por dos años.

Al mismo tiempo hizo otras changas, es sabido que el sueldo de planta no alcanza para una vida digna. Si lo sabrán los que pasaron por el palacio sin cargos políticos.

"Tino" ya estaba formando una familia y tuvo cuatro hijos junto a Marta Angélica Calderón "de Marino", agregó inmediatamente. Acaban de cumplir 48 años de casado y todavía se le ilumina el rostro cuando habla de ella. Lo mismo de sus hijos, a quienes piensa dejar la "pochoclera" cuando la salud no lo acompañe.

Una de las "changas" que más recuerda es la de mozo y organizador de eventos. Trabajó en el salón de la Rural y junto al recordado "Gordo" Ramírez: "Yo era el encargado de los mozos, iba a buscarlos a la Base y le hacíamos el servicio. Nunca me quedé quieto, me gusta trabajar", indicó.

Con los pochoclos empezó hace 18 años, antes de jubilarse. "Me contactaron los dueños de la juguetería Pequitas para que les atienda una máquina de pochoclos los fines de semana en el parque. Así se fue dando todo, no tenía idea de cómo era el trabajo, pero enseguida le agarré el gustito. Después le compré el chiringuito y seguí por las mías. Ojo, este que ves acá no es el histórico, a este lo compré 0 km hace unos años. Fui a una fábrica que está en Temperley y me lo traje enseguida", comentó.

Ante la pregunta de que le gusta de su oficio, no duda un instante: "No sirvo para estar encerrado en casa, me aburro. Me gusta estar en contacto con la gente, hablar y además me llevo un manguito que nunca viene mal". Mientras hablamos, la gente pide insistentemente su bolsita de pochoclo, otros pasan y lo saludan. Tampoco falta la escena del niño que pasa embobado con la montaña increíble de pochoclo adentro de la pecera. Son escenas cotidianas que se repiten día a día desde hace muchísimo.

Su trabajo en el centro es part time. Llega todos los días después de las 16 y vuelve a Villa Aguirre cerca de las 21. En la casa lo espera la patrona, pero antes tiene que ir a guardar su herramienta de trabajo a Tandilco, la firma Ford de nuestra ciudad.

"También me contratan para eventos, hago casamientos y cumpleaños. Voy a la Cámara Empresaria, clubes y una vez me contrataron desde Tres Arroyos. Para el Día del Niño trabajo con la municipalidad, ellos me dan los productos y yo pongo el trabajo. A mí la gente me ayuda mucho y trato de devolver los favores. Me conoce todo el mundo y tengo todos los permisos correspondientes. Soy el único pochoclero oficial en todo el centro, me lo gané con tantos años de trayectoria", se agrandó.

En toda la ciudad hay 8 carritos habilitados por el Concejo Deliberante para vender pochoclo en la vía pública. El primero es obviamente "Tino", poor luego hay tres en el dique, uno en el Calvario, otro en la Movediza y el ultimo se apostó en la Plaza de los Troncos, junto a la calesita.

La mayoría trabaja los fines de semana y feriados, pero nuestro #Personaje lo hace de lunes a sábado, y algunos domingos especiales.

Se siente un privilegiado, pero también es cierto que se ganó esa preferencia. Nos agradeció de sobre manera por interesarnos por su vida y reflejarlo en el diario.

Solo queda decirle que el gusto es nuestro, nos encanta contar la historia de estos personajes tan nuestros.

El pochoclo hace bien

Los pochoclos acaban de ascender a uno de los primeros puestos en el ranking de alimentos saludables. Entre sus propiedades, contiene más antioxidantes que las frutas y las verduras.

Ricos, apetitosos, divertidos y también... ¡sanos! Los pochoclos acaban de ascender a uno de los primeros puestos en el ranking de alimentos saludables. La culpa de este cambio en la reputación del «snack» más consumido en los cines la tiene el investigador Joe Vinson, uno de los pioneros en defender las propiedades del chocolate y de muchos frutos secos.

Durante la reunión de la Sociedad Americana de Química, Vinson presentó sus últimos hallazgos, los que demuestran que el maíz inflado contiene mayor concentración de polifenoles (sustancias que luchan contra la oxidación natural del organismo), que las frutas, los frutos secos y los vegetales. En parte, porque están menos diluidos en agua.

Los niveles de polifenoles hallados compiten con los que se encuentran en las nueces. Sus estudios demuestran que superan los 300 miligramos en una ración frente a los 160 miligramos que se pueden obtener en una fruta.

Otro hallazgo sorprendente es que el poder antioxidante de los pochoclos está en su parte más desagradable. En esa cascarilla marrón que casi siempre se pega en la garganta o que queda atrapada en los dientes. Esa piel es la que concentra gran parte de polifenoles y de fibra, otro de sus ingredientes saludables.

Para Vinson, especialista de la Universidad de Scranton en Pensilvania, no hay duda: «Las palomitas de maíz pueden ser un aperitivo perfecto. Es el único snack del que realmente se come todo el grano sin procesar, sin otros ingredientes que diluyen sus propiedades. Una porción puede proporcionar más del 70 por ciento de las necesidades diarias de cereales y además hacerlo con placer».

Sin grasas ni sal

Pero para que su consumo sea nutricionalmente irreprochable hay que vigilar la forma en la que se prepara. De nada sirve pensar en antioxidantes si a las palomitas se les añaden grasas insanas, mucha sal o azúcar. Tampoco son adecuadas las bolsas que se venden listas para meter en el microondas. Estas palomitas contienen un 43 por ciento de grasa, casi el doble de las que se preparan en casa.

La mejor forma de consumirlas es cocinarlas en una sartén con unas gotas de aceite de oliva sin añadirles sal o utilizar una pochoclera que reviente los granos de maíz con aire caliente.

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