Tras el escrache que sufrió el Presidente de la Nación el pasado fin de semana, cuando salía de su reunión con el Padre Troncoso y el Intendente Municipal, por parte de militantes de La Cámpora, muchos fueron apuntados como organizadores. Entre ellos, el concejal Rogelio Iparraguirre, y hasta el Padre Fernando Lede Mendoza.

Francisco Sola publicó una interesante reflexión, en la cual defiende al edil del FPV y a la propia agrupación kirchnerista. A continuación, la compartimos:

Uno siempre es lo que elige ser sumado a lo que la sociedad permite que uno sea y en sus acciones define su identidad. En el vergonzoso hecho ocurrido en nuestra ciudad uno puede elegir entre la salida fácil o la difícil. Sartre dijo alguna vez que "el ser humano es libertad" ya que siempre puede elegir entre varias opciones.

La fácil es decir que fue un plan orquestado por el kirchnerismo, Iparraguirre, el padre Mendoza, La Campora, Lázaro Báez y dirigido intelectualmente por Hugo Chavez. Es fácil tirar acusaciones sin pruebas, sin ningún mínimo análisis de la situación. Es sencillo aumentar la grieta justificando el odio a un movimiento político. Es muy fácil generar un código binario delegando en el otro todas las bajezas y en mi bando dejo las verdades impolutas. Es fácil, garpa.

Lo difícil es otra cosa mucho más complicada y se trata de entender cosas que capaz no queremos entender. Lo difícil es reconocer que ese odio que tenían las tres personas que escracharon al presidente también se encuentra dentro de mí. Ese odio lo tengo yo también. Ese odio no nace de mi corazón sino que se encuentra sumergido en mi memoria. La famosa "pos verdad" que imponen los diferentes detentadores de poder caló hondo en mi ser. La "grieta" hecha por los medios de comunicación, por doce años de un kirchnerismo que trató de idiotas, apátridas y demás barbaridades a los que pensábamos distintos y demás actores fueron generando consensos generales de cómo uno tenía que actuar en relación a un hecho determinado. El resultado fue un país dividido en el cual muchos salen beneficiados del asunto en detrimento de la unidad nacional.

Ese odio que me generaba ver a tres personas insultar al presidente y que su hija de cinco años tenga que escuchar toda esa furia de la grieta fue muy fuerte. No lo podía sacar de mí. Con el paso de unas horas lo convertí en angustia y eso se transformó en pena y ésta en reflexión pero tardé unas cuantas horas lograr tal hazaña. De esta reflexión les quiero hablar.

Decir que Rogelio Iparraguirre está detrás del escrache es una bajeza, una mala lecheada terrible. Es no conocerlo y hablar por hablar. ¿Fueron de La Campora? Al parecer sí, eran militantes pero eso no quiere decir que sea un hecho orgánico de la agrupación. En cada partido político se encuentran estas clases de fanáticos que odian al que piensa distinto. Existen en el PRO que tratan de kuka, choriplanero y de hija de puta a la expresidenta como también existen en la UCR, el socialismo y en absolutamente todos los partidos políticos porque el fanatismo se encuentra en todos lados. Atribuir el desempeño imprudente de unos pocos al conjunto de un movimiento es una canallada.

También me pongo a pensar en estas tres personas que salieron a insultar al presidente. Me dan mucha pena ¿Qué habrán vivido para llevar a la furia como estandarte? ¿Cuánto habrán sufrido que la respuesta "democrática" para ellos es tratar de hijo de puta al presidente? Desde ya que no justifico lo que hicieron pero si me interesa entender sus motivos los cuales bajo ningún punto avalan una agresión a otra persona. Podría seguir escribiendo al respecto pero quisiera que nos centremos en estos puntos enunciados. No podemos construir democracia si no nos respetamos. No podemos contestar al odio con el mismo odio. Entender y comprender antes que juzgar hace al buen funcionamiento de una sociedad. Si empezamos a hacer esto y transmitirlo con nuestros allegados estoy convencido que se difundirá rápidamente porque el bien siempre es copado y vamos a poder vencer al Poder que nos quiere divididos.