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Personaje de la Semana: Raúl Galitiello

12/04/2017

El "Gali" como le dicen los amigos, es una leyenda del futbol local. Fue multicampeón con Santamarina y la selección local, se hizo profesional en Gimnasia y Esgrima de La Plata y desde hace más de 40 años lleva adelante una escuelita de futbol con mucha sensibilidad social. A poco de cumplir 70 años lo visitamos en su casa de toda la vida y recordamos algunas lindas anécdotas. Raúl Galitiello es nuestro Personaje de la Semana en una nueva edición de El Diario de Tandil.

por
Mauro Carlucho

Hace varios días que lo queríamos ubicar, pero no podíamos encontrarlo. Sabíamos que vivía en calle 25 de mayo pero tras pasar varias veces por la casa no dábamos con su presencia.

Galitiello es una persona muy reconocida, no solo en Tandil, sino también en toda la zona y hasta en La Plata, donde jugó al fútbol en la Primera División de Gimnasia y Esgrima.

Las viejas crónicas del futbol tandilense, hablan de Galitiello como un "wing" izquierdo muy veloz. Su función era desbordar y enviar centros certeros al área, donde el 9 o "centro forward" los esperaba impaciente.

Pero primero vayamos al principio, a sus orígenes. "Gali" nació en una familia muy humilde compuesta por 7 hermanos. Su padre trabajaba en un horno de ladrillos y el mango apenas que alcanzaba.

Los chicos iban a la Escuela Nº14 y en los tiempos libres ayudaban al padre. En uno de esos días Raúl Galitiello sufrió el accidente que le lastimó una mano. Tenía solo 6 años. Se cayó de un caballo y tuvo múltiples fracturas en el codo y la muñeca, pero lo peor vino con la atención médica, ya que lo enyesaron mal y la mano le quedó inutilizada de por vida.

Pese a esta desventaja física, Gali nunca se vino abajo. Le encantaba jugar a la pelota y se prendía en cuanto picado había por el barrio. Vale destacar que desde hace 70 vive en el misma cuadra de 25 de Mayo al 100, solo se mudó transitoriamente en su paso por La Plata.

Sus padres lo habían anotado en el club del barrio, en Defensa Tandil, y allí hizo sus primeros goles y desbordes.

Cuando terminó sexto grado estudió para "tenedor de libros y taquígrafo" en el Instituto Vulcano. A los 15 se fue a La Plata. Tras una prueba en el club "tripero" lo contrataron de inmediato y a los pocos partidos ya formaba parte del plantel mayor de futbol.  En la ciudad de las diagonales todavía se recuerda la delantera formada por Pedro Marcheta, Galitiello y "el tanque" Rojas de 9.

Llegar a ser profesional era su máximo orgullo. Siendo un jovencito había tocado el cielo con las manos.

Pero su estadía en Gimnasia no se pudo extender mucho más. Por problemas con el pase se vino devuelta a Tandil y terminó arreglando con Santamarina.  La leyenda cuenta que su pase fue pagado con lo recaudado en la rifa "Póngase las Botas", la misma que muchos años después llevaría al club a la quiebra.

Su vuelta a Tandil se conjugó con un gran presente del Aurinegro, que ganó hasta 9 títulos consecutivos, en lo que fue una verdadera epopeya.

Gali descollaba en la punta izquierda de Santamarina y por supuesto en la Selección de Tandil, que por aquellos años jugaba torneos muy convocantes.

Eran otros tiempos. Con multitudes en la cancha y equipos que se mantenían durante años. De aquella epoca, nuestro #Personaje destaca al "negro" Quintero y Norberto Lezcano, quienes eran los que lo hacían jugar. "Para el wing es muy importante que le hagan llegar la pelota y estos me conocían de memoria, sabían por dónde iba a estar y me la ponían como con la mano", explicó. "A mí solo me quedaba ganarle al marcador y poner un buen centro para mis compañeros", agregó.

Se muestra muy agradecido con Santamarina. Ellos lo ayudaron a hacerse la casa y él defendió la camiseta con orgullo por mucho tiempo.

Pero la vida del futbolista es corta y a los 34 años decidió que era tiempo de dar un paso al costado. "Ya había logrado todo lo que me propuse y tenía ganas de armar una escuelita. A mí me había costado mucho y quería ayudar a los pibes que no tienen recursos, esa fue la idea original", recordó.

La Escuelita de Futbol de Raúl Galitiello se fundó en 1974 y continúa hasta hoy. Aquel mismo año se presentó en los diarios de la época y presentó un proyecto netamente social. Iba a barrios como la Movediza, el Hornero y buscaba pibes para armar un picado. Así empezó esta historia que continuó con muchos de esos chicos en clubes de Buenos Aires y hasta jugando un mundial como el caso de Sergio Caruso en el Sub 20 de Pekerman.

Al mismo tiempo se desempeñaba en el área de compras de la municipalidad, donde trabajó durante 25 años y logró jubilarse.

Pero lo suyo era el futbol y su razón social. Siempre hubo empresas amigas que lo ayudaron a costear viajes (Rio Parana y Mario Morel estuvieron siempre acompañando) o a conseguir un mango para una vianda o una pelota nueva.

Muchos niños de esta ciudad conocieron el mar en un viaje de la escuelita de futbol. El único requisito era ir a la escuela y portarse bien. Del resto se encargaba Galitiello.

"El futbol me dio muchas satisfacciones, pero creo que lo mejor fue la escuelita. Me dio llegada a mucha gente y siempre con gran amabilidad. Era común que en los barrios la gente me invite a comer, a los cumpleaños, era uno más de la familia. Sentía mucho el agradecimiento de los padres por el acompañamiento que le dábamos a los pibes", indicó emocionado.

Con los jugadores forjó una gran relación y con muchos de ellos las mantiene hasta el presente. Recuerdan los viajes, cuando entraban en los campos a buscar choclos a la vuelta y goles emocionantes que gritaba con toda su fuerza.

Todavía los pibes van a tocarle timbre y le preguntan cuándo vuelven los entrenamientos. En la última época iban a la Plaza de las Banderas en el pie del Parque Independencia. En este 2017 no han empezado porque tiene un dolor en el hombro que le quita movilidad, pero no duda en afirmar que en pocos días largarán la temporada.

En el Estadio San Martín lo vemos poco. Pese a que vive a pocas cuadras, no le gusta el futbol actual. Cuando Santamarina juega un partido importante se hace el tiempo, lo mismo cuando le hablan de alguna promesa en el futbol infantil. Pero en general está desencantado. "Me aburre como juegan ahora, no hay wines, no hay 9 como los de antes. Las cosas han ido cambiando y ya no hay potreros o canchitas en los barrios. Los chicos están todo el día con la computadora y perdieron esa pasión que teníamos nosotros", se lamentó.

Desde hace varios años trabaja para Estudiantes de la Plata como reclutador de jóvenes promesas en el interior del país. Pese  a haber jugado en el clásico rival, lo acogieron de maravillas. Muchos chicos de la ciudad pudieron mostrarse en Buenos Aires gracias a sus contactos. Para él es todo un logro y lo siente como tal.

"Estoy muy agradecido a mi ciudad, la gente me quiere y me respeta. Siempre que íbamos a correr por ahí la gente se acercaba y nos daba una mano. Lo mismo la municipalidad que nos preparaba el predio y cortaba el pasto. Me han muchos homenajes y reconocimientos. No sé si me los merezco, pero todo lo que hice fue por los pibes y el futbol", finalizó.

Lo despedimos y se quedó sentado en la vereda, con la manito cubierta y la mente pensando en algún gol de la década del 60. Seguramente vino tras una gambeta larga y un centro al corazón del área, donde se definen los partidos.

Galitiello respira futbol y Tandil lo respeta. Gracias por tanto.

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