CULTURA
22/02/2017
Irina Taraborelli asumió hace un mes como Directora de Cultura Municipal, un cargo que la tomó por sorpresa pero que aceptó con total responsabilidad. Se sentó a contarnos como llegó al puesto, con que se encontró y algunos puntos de vista sobre la cultura tandilense.
por
Brando Bruni
El 18 de
enero pasado, Irina Taraborelli asumió como la nueva Directora de Cultura del
Municipio, ocupando el puesto había dejado vacante Ernesto Palacios. Conocida
desde su labor como directora coral y coreuta, su nombre es nuevo entre los
funcionarios. Si bien tiene credenciales de sobra para un cargo de estas
características, su designación fue sorpresiva para el ambiente, e incluso lo
fue para ella.
A un mes de
haberse hecho cargo del puesto, se sentó a charlar con El Diario de Tandil para
que la conozcamos un poco más y contarnos con lo que se encontró.
SORPRESA
"En octubre de 2013 se crea el Coro Juvenil
Municipal, a través de un proyecto que traje y venía charlando hacía varios
meses con Natalia (Correa, Subsecretaria de Cultura y Educación). A partir de
ese momento empecé a trabajar como lo hago con cualquiera de los grupos
corales, siendo prolijos desde la música y desde lo social. Me pareció que el
Coro Juvenil era una necesidad en la ciudad y es así que llego a Cultura. El
grupo empezó a crecer en cuanto a gente, las convocatorias cada vez eran más
importantes, eso nos permitió poder crecer también musicalmente", comenzó explicando Taraborelli su
relación con el área municipal que hoy representa.
Contó
también que al momento de la convocatoria "estaba
de vacaciones. Una mañana me llama Natalia junto al señor Teruggi, me pidieron
una reunión, no sabía ni para que era. Tomamos un café, me explicaron la
situación, que ya la conocía porque con Ernesto (Palacios) yo charlaba todos
mis proyectos, y me pidieron permiso para llevar mi nombre a una terna con
posibilidades de asumir el cargo".
"Fue totalmente inesperado para mi, no supe que
decir en ese momento. Cuando me preguntaron que pensaba, les dije que tenía
miedo, nunca fue mi aspiración esto, nunca pretendí que mi trabajo sea para
tener un puesto. Nunca tuve más aspiraciones que hacer crecer al elenco desde
lo musical y lo social, lo mismo con el Coro de Niños del Conservatorio. Fui a
mi casa, hablé con mi familia y tampoco lo podían creer. Me junté a hablar con
Annele Moroder, una amiga y una referente; también lo hice con mi prima Silvia
(Taraborelli), otra referente en cuanto a lo cultural", relata sobre como fue aceptando la
proposición.
Todo pasó
muy rápido y pocos días después de aquel llamado su nombre había sido el
elegido para asumir el cargo de Directora.
DESDE OTRO LADO
Es cierto
que hace poco tiempo que está trabajando en Belgrano y Rodríguez - "Va a ser un mes que estoy acá y me parece
que es un montón de tiempo" - pero Irina ya recorría esas oficinas desde
hace bastante, aunque desde otro lado.
"Ya conocía más o menos la dinámica, pero del
día a día no tenía ni idea. De repente me encontré con que mi firma tiene un
peso que nunca tuvo. Me encontré con una gran estructura, un gran equipo que
trabaja bien, un montón de gente dispuesta ayudarme, lo que para mi es
fundamental. Encontré también un gran trabajo hecho y por hacer, desde todos
los puntos de vista. El tema de la cultura es tan grande y abarcativo, con
limites borrosos. No es que nos encargamos solamente de algunas cosas y
Educación de otras, entonces hay que trabajar equipo, sino las cosas no
funcionan. Y la verdad es que me sumé a un grupo que trabaja de esa manera y
que cuando llegué estaban dispuestos a aceptarme", asegura Taraborelli.
El venir
desde el otro lado del mostrador, por
decirlo de algún modo, la hace conocer bien a quienes se acercan con alguna
inquietud hasta Cultura. Dice que la situación "es rara, pero uno comprende un montón de cosas. No es tan fácil que
las cosas se ejecuten, y no tiene que ver con la voluntad de quien esté sentado
de este lado. Tiene que ver con que la estructura te permita hacerlo, hay temas
burocráticos en cualquier municipio y hay cosas que se tienen que respetar.
Está bueno haber estado de los dos lados, así cuando viene otro artista puedo
entenderlo, pero también decirle cual es la realidad". Esta circunstancia
la vive no solo con colegas en general, sino incluso con amigos artistas en
particular, que obviamente fueron de los primeros en tocarle la puerta, pero
deja en claro que "son temas que hablé
los primeros días con mi familia, acá tengo que ser súper profesional, es una
prueba de fuego. Ahora represento al Gobierno, entonces tengo que empezar a
jugar con otras cartas".
LA MÚSICA COMO FORMA DE VIDA
Irina se
toma su nuevo título con la mayor de las responsabilidades, pero no por eso
deja de lado su faceta como artista: "Una
de las cosas que plantee antes de empezar fue que tengo dos prioridades, mi
familia y mi círculo intimo de amigos; la otra es mi profesión. Si hoy estoy
acá haciendo una nota desde este lugar, es porque me llamaron a trabajar viendo
como me desempeñaba en lo profesional. Entonces no puedo ni quiero dejar de
prepararme, la música es mi vida".
Y como
reflejo de esa pasión solo basta revisar un poco su curriculum, en donde a
pesar de su corta edad, figuran muchos logros. Por ejemplo, viajó el año pasado
con un coro de Mar del Plata a Nueva York para cantar en el Carnegie Hall, está
invitada a participar del Simposio Mundial de Canto Coral en Barcelona en julio
de este año y está pronta a asumir como Vocal en la Comisión Nacional de
ADICORA (Asociación de Directores de Coros de la Republica Argentina). "Para mi la dirección coral es una carrera
de vida", afirma.
De todos
modos, sabe que ahora le toca trabajar más allá de lo musical, relacionándose
con todas las otras ramas del arte. Por eso asegura que ahora "por sobre la música, lo que va marcar mi
forma de trabajar es la parte de la dirección. Ser director coral comprende no
solo tener un conocimiento musical, sino también estar formada en cuestiones de
disciplina, trabajar en equipo, tener una conciencia social fuerte, saber
manejar grupos, saber cuando funciona una dinámica. Para mí esto es como un
gran coro".
Por otro
lado, recuerda que "hice toda la
secundaria en Polivalente, para mi lo de convivir con las otras disciplinas es
lo más común del mundo. Esas cosas te marcan, no me asusta. Además, dentro de
mi círculo de amigos hay profesionales de otras áreas a quienes les puedo pedir
ayuda".
LO QUE FALTA
Sabe que el
trabajo que resta hacer en el área cultural tandilense es mucho y arduo, pero
también conoce que tiene que ir de a poco, no se puede todo junto. Por ejemplo,
explica que "lo que veía desde el otro lado es que Tandil tiene una
actividad cultural muy grande pero notaba que cada uno está en lo suyo, todo
está muy dividido. Viniendo desde el arte creo que lo mejor para potenciarlo es
que se empiece a tener vinculación. Yo quiero mover el tablero y que las piezas
se empiecen a mezclar un poco".
"Hay cuestiones puntuales, como que hay mucha
movida pero pocas salas. Aunque analizándolo no son tan pocas si se cuentan
todas las dependencias públicas y privadas. Tandil es un polo de formación, hay
Facultad de Arte, Conservatorio de Música, escuela especializada en arte. Es un
generador de artistas que no existe en la región, con proyección local,
nacional e internacional. Pero el tema de infraestructura no es rápido", señala.
Subraya
también que deberá trabajar con otras dependencias municipales, poniendo ese
punto como "algo fundamental. He sido
muy bien recibida no solo en la Casa de la Cultura, sino en todas las áreas del
Gobierno. Quizás tengo una particularidad que todavía no conocen, soy muy
inquieta, muy insistidora, y no se trabajar de otra manera. De las cosas que
estoy convencida, voy a insistir. Creo que quienes me convocaron si saben de
esto y por algo me llamaron".
Encarando
el 2017, entiende que el presupuesto es más bien corto, pero no se achica y
dice que "en todos mis grupos, siempre
me maneje sin plata. El único rentado es el Coro Juvenil Municipal. En el coro
de niños, mi trabajo y el de las asistentes es totalmente ad honorem, para
hacer todo contamos con el apoyo del Conservatorio y la buena voluntad de los
padres, e hicimos un montón. Con Alterados Ensamble, lo mismo. No me asusta no
tener plata, no me parece que sea un impedimento. Por supuesto que contar con
dinero facilita las cosas y acorta los tiempos, pero cuando uno logra el
objetivo con sacrificio tiene otro sabor".
Mientras
tanto, aclara que en su oficina "se
recibe a todos y se trata ver de que manera se lo puede ayudar. Hay muchas cosas
para trabajar, pero no dependen solo de cultura, hay que mezclarse".
Por último,
se despide con una reflexión: "El arte
educa, y la educación no termina cuando te vas de una institución, uno no
termina de aprender nunca. Y ahora no hay que educar solamente al público, los
artistas tenemos muchas cosas que aprender, la gente que trabaja en la
logística también. Es un gran trabajo en equipo. Creo que hay que tener ganas
de mezclarse y saber como hacerlo, nadie nació sabiendo".
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