PERSONAJE DE LA SEMANA
25/01/2017
La historia del colectivero Claudio Martínez y su buena onda, se volvió viral hace unos días. Charlamos con el tipo que saluda a todo el mundo, nos contó su historia y, con humildad, dice que se comporta así naturalmente.
Hace unos
días, en la versión digital de El Diario de Tandil - www.eldiariodetandil.com -
replicamos una de esas pequeñas historias de la vida cotidiana que termina
siendo gigante (clic acá para leer la nota). Todo comenzó en las redes sociales, más precisamente en
Facebook, cuando la joven Josefina Cuzzucrea decidió hacer públicos los buenos
gestos de un chofer de la línea 505 de colectivos.
Josefina se
refirió a Claudio Martínez. Contó en aquel posteo que este colectivero "me
generó tal emoción que hoy me hizo sentarme a escribir sobre él y su tan
grandiosa amabilidad, quien teniendo todo, o quizás sin tener nada, da con tal
de ver a sus pasajeros sonreír".
"Parecía como un
colectivo de familia, cada persona que subía y veía el rostro del chofer, así
viniera de tener su peor día, automáticamente se le dibujaba una sonrisa al
verlo, era como una especie de intercambio, él siempre alegre, y los pasajeros
respondiendo igual al verlo. No sé, pero a mí me encanta la gente que da, y no
espera nada a cambio, que con su alegría contagia. Él parece ser de esas
personas", escribió la chica.
La
publicación empezó a viralizarse con velocidad, y cuando el portal web se hizo
eco del asunto, se transformó en uno de los artículos más leídos.
Tomando
como puntapié esto, la nota se hacía obvia: había que buscar a Claudio y
sentarse a charlar con él para conocerlo mejor.
DE TANDIL AL SUR, DEL SUR AL COLECTIVO
Claudio es,
como él mismo se describe, "nacido,
criado, ido y vuelto" de Tandil. Aunque no hace mucho que está manejando el
bondi, está tras un volante hace más de 20 años, pues con anterioridad pasó dos
décadas trabajando en un correo privado. "Siempre
manejando y tratando con la gente, es algo que me gusta", señala.
Del cambio,
cuenta que "son dos cosas distintas. Si
bien en las dos hay trato constante con la gente, por ahí el colectivo te lleva
a otras cosas. Ves al común de la gente, quienes son como nosotros que van a
laburar, esos que suben con sus más o menos problemas".
Pero la
historia interesante comienza bastante antes de que empiece a manejar el
colectivo y tiene que ver con como llegó a tener ese laburo. Después de 20 años
trabajando para el correo privado, al cual le está hiper agradecido, le surgió
una posibilidad para irse lejos. Así fue que, por cuestiones laborales, armó
las valijas y, con su mujer Cristina, se fueron bien lejos: "Fue una historia de vida importante, un
cambio radical, un proyecto lindo y ambicioso en Tierra del Fuego. Y bueno, nos
fuimos. Los avatares de la vida nos trajeron de vuelta a los seis meses",
va relatando.
Había
dejado un gran trabajo acá, tenía trabajo allá, pero las razones para volver
tuvieron más que ver con la familia. Sobre todo con los hijos. De los tres
Ezequiel, el más pequeño, se había ido con ellos, pero Nahuel, el más grande,
estudiaba acá; mientras que Nahuel, el del medio, hacía lo propio en Olavarría.
Además, en lo económico las cosas no eran tan maravillosas como esperaban. "Yo tenía más posibilidades que Cristina de
estar con los chicos, porque viajaba a Buenos Aires, pero era algo egoísta. Un
día dije ?Hasta que llegué?, y ella me dijo que pensaba eso desde que bajó
desde el avión. No me voy a olvidar nunca eso, es un gran apoyo de la persona
que tenés al lado", recuerda emocionado.
Cuando
regresaron se encontraron desocupados pero pudieron un coche que tenían como
remis, manejando entre los dos, "ese fue
el puntapié inicial del nuevo cambio", deja en claro.
Así, se
puso la chomba azul, y a manejar?
EL COLECTIVERO VIRAL
Por estos
días, la sorpresa fue ver que, de alguna manera, su buena educación y su
respeto lo hicieron un poco famoso.
Cuando
apareció el popular posteo en Face y posteriormente la nota, asegura que "todo que leía me emocionaba mucho, uno no
espera estas cosas".
Recuerda
que la publicación en la red social "le
llega a mi hijo más chico por medio de una amiga. Lo entré a leer y fue algo
que no lo esperaba. No sabía quien era la persona, me ayudaron a buscarla,
miramos el perfil y es una pasajera que sube cotidianamente. Se lo agradecí mucho
por privado".
De todos
modos, su humildad hace que minimice el asunto, o mejor dicho, no cree que lo
que él hace sea algo como para destacar, más bien siente que es de lo más
normal. Se despacha diciendo que "uno
construye su vida para hacer el bien, uno va haciendo las cosas naturalmente. Yo
soy todo el día así. Lo que me asombra es que alguien se tome su tiempo para
esto, es mérito de esta persona, yo soy alguien más que camina por la calle
todos los días. Ella hizo saber algo que en realidad para mi es natural.
Charlando de esto con mi familia, pensamos en la falta de valores que tiene la
sociedad para que esto resalte. A mi me enseñaron a ser educado, a saludar, a
ser buena gente, lo que debería ser común. Que alguien destaque esto como algo
que no es cotidiano, es porque se han perdido valores".
"Cada trabajo que he hecho, lo hice con lo
mejor de mí. Por eso, volver al colectivo después de esta repercusión, no me
cambia. Se que algunos van a hacer el comentario, pero a mi no me cambia,
vuelvo a mi trabajo, que lo disfruto mucho. Pasa mucha gente por día, pero yo
saludo desde el primero al último de la misma forma", señala, siempre con modestia.
NO TODO ESTÁ PERDIDO
Como muchas
de las personas que se dedican a manejar un colectivo, un taxi o un remis,
Claudio se transformó un poco en psicólogo social callejero. Explica que "soy muy observador. Por ejemplo, en
paradas como la de 9 de Julio y Sarmiento, por ahí suben 20 personas. Yo saludo
a todas y voy contando cuantas me devuelven el saludo, si son por lo menos 12,
quiere decir que no está todo perdido".
Su relato
luego se empieza a poblar de anécdotas que lo van pintando como persona, dice
por ejemplo que "un matrimonio con dos
nenes subió al colectivo, desde una parada donde no correspondía. Paré igual
pero les dije ?esta vez los salvaron las criaturas?. Nos fuimos riendo y
charlando un par de cuadras, y ese hombre fue uno de los que comentó en la
nota, agradeciendo poder aprender que tiene que respetar las paradas. Yo paré
ese día como lo hago cuando hay chicos o personas mayores. O ayudar a una
persona mayor a subir si lleva bolsos, para mí es algo normal, el común de la
gente debería hacer lo mismo por el de al lado".
"Hay un chico con capacidades diferentes que
viaja siempre, Andrés. Por ahí hace dos vueltas conmigo, baja en la parada, le
cebo mate, pasea con nosotros. Es tan normal como yo, creo que más
discapacitados somos nosotros, esos chicos son re sanos. A muchos le asombra
que tengas un trato de igual a igual con él. Hay otro nene que sube y va a una
escuela especial, cada vez que sube lo saludo preguntándole ?¿Qué haces
amigo??, el otro día antes de bajar me mira y él me dice ?¿nosotros somos
amigos??", cuenta
riéndose.
PALABRA DE MUJER
A la
entrevista lo acompañó Cristina, su mujer. Ella desde que llegó a la redacción
aclaró que no venía a hablar, y mucho menos a aparecer en una foto. Pero
estando presente, y sabiendo que ya viene pasando 28 años junto a Claudio, algo
había que preguntarle. Cristina
Dice que lo
dicho en Facebook y la nota en el portal "a
nosotros nos llamó la atención lo mismo, que una cosa tan simple se haya vuelto
tan grande. Es lo que vivimos cotidianamente en la familia. Aunque tampoco es
tan sonriente todo el día (lo mira y ambos
se ríen)"
"Toda la vida le pasó lo mismo, cuando
trabajaba en Oca salíamos al centro con los chicos y se paraba a saludar todo
el mundo. Un día nos tuvimos que volver porque los chicos le dijeron que deje
de saludar, que ellos habían salido a pasear. Pero él es así, habla con todo el
mundo", explica
Cristina.
Resumiendo
lo que siente ahora que muchos más saben como es Claudio, dice que siente "orgullo de que la gente que no lo conocía,
lo vea como es".
EL TRÁNSITO LO HACEMOS ENTRE TODOS
Hablando
con un tipo que está gran parte de su día manejando un colectivo, el tránsito
se vuelve un punto obvio entre los temas a tratar.
Respondiendo
al conocido comentario sobre que en Tandil se conduce muy mal, asegura que "hay lugares donde se maneja peor, entonces
no está todo tan mal. En otros lados no saben para qué es una baliza. Yo tuve
la suerte de andar por muchos lugares, acá queda esa parte de pueblo, de querer
manejarse como si todavía hubiese pocos coches. El parque automotor ahora es
inmenso y las calles son las mismas, no podes cambiarlas. El problema del tránsito
pasa por lo personal, la gente no es tolerante, por ende no es educada. Hay
mucho egoísmo. La gente reniega de lo que hacen ellos mismos".
Sobre el
manejo especifico del gigante que conduce a diario, dice que "el centro es un lugar complicado para
pasar, para todos los choferes de todas las líneas. Si te atrasás, sabes que
surgen otras cosas detrás, la demora de tus pasajeros, y siempre se van a
quejar con vos. Te van a decir que sos un desastre o que llegás cuando querés".
De todos modos, se lo toma con calma, ya aprendió como viene la mano en el
laburo de colectivero.
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