ENTREVISTA PICANTE

"La homilía del Padre Fernando va en sintonía con el mensaje del Papa Francisco"

10/01/2017

Gildo Onorato nació en Tandil hace 38 años, pero hace casi 20 que vive en La Plata. Proveniente de una familia humilde de Villa Italia, se transformó en una figura clave dentro de los Movimientos Sociales. Actualmente es dirigente de la CTEP y Secretario de Políticas Sociales del Movimiento Evita a nivel nacional. Aprovechamos su visita a Tandil y dialogamos sobre la realidad que atraviesan los más humildes, la lucha por la emergencia social, la relación con el Papa Francisco y su mirada de nuestro querido pago chico.

¿Que quedó de aquel Gildo que conocimos en la década del 90 cuando vivías en Tandil?

Todavía mantengo el espíritu de transgresión y la rebeldía. Después me he transformado en una persona mayor o en un adulto joven, como quieras decirle. Me he institucionalizado también, porque antes por ahí surgía una rebeldía mal direccionada que la he podido encauzar en luchas justas. He retomado mi camino con la fe y de allí con la esperanza.

Pero principalmente la rebeldía, la transgresión en una búsqueda de justicia, de solidaridad y buscando que la militancia sea un acto de donación. Soy la misma persona que ha sabido evolucionar. Tengo una familia hermosa y me siento una persona muy afortunada y feliz en lo que hago.

¿Sentís que le faltó rebeldía al Movimiento Evita antes de la derrota de diciembre?

Hoy asumo que nunca debimos abandonar el reclamo social, independientemente de nuestro lineamiento político. Ese es el gran debe de nuestro movimiento: no haber tenido un diagnóstico social acertado. Hay núcleos de pobreza estructurales que nosotros no logramos resolver y debemos hacernos cargo.

Cuando el Movimiento Evita habla de evaluar las causas que nos llevaron a la derrota, principalmente es una autocrítica hacia nuestra realidad, hacia nuestra práctica política y social en el último tiempo. Nosotros dejamos el gobierno con 32% de trabajadores informales y casi 4 millones de argentinos sin trabajo.

Tuvimos un mal diagnóstico sobre cómo era la nueva realidad social. Eso no es para otros, ni para echarles las culpas a este gobierno. Esta es una crítica hacia nuestro movimiento.

Por eso este año nos propusimos, primero, mantener las políticas sociales que venían del gobierno anterior. Y después del 7 de agosto con la gran movilización de San Cayetano, nos propusimos trabajar en la ley de emergencia social que puso salir aprobada en consenso por la gran mayoría.

Vos que transitas a diario por el conurbano bonaerense y visitas las provincias del interior, ¿como ves la realidad a un año del cambio de gobierno?

Hay una situación muy difícil. Primero teniendo en cuenta la gente que quedó relegada en años anteriores, pero ahora la situación se tornó más grave con la devaluación, una inflación anual de arriba del 40%, el enfriamiento de la economía, despidos masivos.

Hay que pensar que por cada trabajador formal que pierde su trabajo, se estima que casi 4 de la economía informal pierden el suyo.

En este último tiempo hubo políticas sociales muy destructivas y el tejido social se ha deteriorado profundamente.

Esto genera violencia horizontal, el delito, el avance de los narcos, de los sectores corruptos de las fuerzas de seguridad.

Estos temas se pusieron en debate en Tandil con la homilía del Padre Fernando. No es algo que solo pasa en el conurbano, hoy se ve en muchos lados.

El Evita se ocupa de 600 merenderos a nivel nacional, le estamos dando de comer a 120 mil pibes. Esto lo hemos planteado en la paritaria social, la demanda ha aumentado considerablemente. Esto nos preocupa mucho. La droga y la violencia hacen estragos con los pibes y les roba el futuro.

Lamentablemente este es un gobierno que no se ocupa de los problemas centrales de su gente, sino que está ocupado en beneficiar a los grandes jugadores de la economía.

Pero lo más grave, es que no vemos al gobierno con intenciones de revertir su camino. Por eso propusimos la emergencia social. No nos da alegría tener comedores, pero no queda otra y es un orgullo poder ayudar y dar una mano.

Digamos que este análisis es compartido por muchos sectores, incluso algunos que apoyaron la llegada de Macri al poder. ¿Qué pasó para que el 51% de los argentinos vote por un cambio?

Hay que tener mucha humildad a la hora de interpelar a la sociedad. No podemos dejar de olvidar que este es un gobierno elegido democráticamente por muchos trabajadores y sectores humildes.

Nosotros no tuvimos el mensaje correcto, además de que en 12 años de gobierno no logramos resolver muchos de los problemas que aquejaban a estos sectores populares.

Tenemos que ser humildes y serios, respetuosos de aquellos que hayan votado a Macri y abrazarlos y ponerlos al lado nuestro para salir juntos de esta situación.

Hay muchos que creyeron en el cambio y hoy se sienten defraudados. No son "globoludos", como le dicen algunos, son personas que entendieron que podían vivir mejor. No hay que caerles a ellos, tenemos que ver también que hicimos nosotros para que elijan esta alternativa.

Ya que lo mencionas, me gustaría preguntarte por la homilía del Padre Fernando, sobre todo teniendo en cuenta tu acercamiento al mensaje del Papa Francisco.

Creo que su mensaje va en sintonía con lo que propone Francisco. Tenemos un Papa que es argentino, con tradición política peronista y está a la cabeza de los cuestionamientos al modelo hegemónico que rige la economía mundial. Hace poco estuve en Roma para un encuentro de Movimientos Populares y los ejes fueron muy claros: luchar contra la corrupción, mejorar la realidad de los que menos tienen y cuidar a nuestra madre tierra. Eso está directamente vinculado a lo que planteó el Padre Fernando. Creyentes o no, tenemos el deber de estar en la periferia, en los márgenes y de hacernos carne del sufrimiento de nuestra gente.

Tenemos que ganarnos el crédito de la sociedad, estando en los problemas reales. Acá no alcanza con las ideologías y con decir que Macri es de derecha, aunque sabemos que lo es. Hay que arremangarse los pantalones, trabajar al lado de los que sufren y darles respuestas concretas.

Se habla de la resistencia y de la defensa, bueno, nuestro deber es defender los derechos de nuestros hermanos: el trabajo, la salud, la educación, la vivienda y el alimento.

¿Te molesta que algunos sectores kirchneristas los acusen de haber transado con Macri?

No me molesta, porque no es así. Todos los acuerdos que fuimos logrando se dieron desde la CTEP, que es el Sindicato de base que representa a los trabajadores más humildes. Cualquier sindicato tiene una razón de existir y es resolver los problemas de sus compañeros y representarlos ante la patronal. Ese fue nuestro trabajo. Así conseguimos la primera paritaria social en la historia de Argentina. Logramos instituir cuatro nuevos derechos a los trabajadores de la economía popular.

Si tengo que negociar con el gobierno para que un compañero aumente su sueldo, me voy a sentar todas las veces que sea necesario.

Nosotros no somos como el sindicalismo macrista, representado por ejemplo en el Momo Venegas. Tampoco queremos ser parte de este gobierno y funcionales a sus medidas de ajuste. Creemos que este gobierno intenta debilitar a los movimientos sociales y fragmentarlos.

Nosotros optamos por un camino distinto. Firmeza en la calle, lucha social y no dudamos en  sentarnos en la mesa de negociación para viabilizar el reclamo de los trabajadores.

Si para algunos compañeros eso significa transar, no nos importa. Tenemos claro que estamos trabajando por el derecho de nuestra gente. Aceptamos las críticas y somos respetuosos. Algunos somos cristianos y no dudamos en poner la otra mejilla.

Volvamos a nuestra ciudad, ¿como ves la evolución de Tandil en este último tiempo?

Veo una pampa húmeda muy pujante, muy beneficiada en todos estos últimos años.  Me parece que hay muchas obras privadas de dudoso origen en su capital y veo que ha crecido alarmantemente la periferia pobre, eso nos preocupa mucho.

Hay un sector muy rico y muy pujante, muy distante del otro que va creciendo en su marginalidad. En estos días estuve en Villa Aguirre, en Villa Laza y la verdad es que hay una realidad que hace 12 o 15 años no se veía.

Tenemos amigos, familia y nos toca de cerca. Es la realidad nacional la que nos pasa por arriba. Hay una gran fractura social. Una zona muy muy rica y otra muy muy pobre, en el medio queda una clase media que está viendo cómo se deteriora su realidad.

Me preocupa también la realidad del peronismo a nivel local. Desde el año 1993 que no existe una alternativa popular, con carácter progresista y que pueda imponerse en los votos. Eso nos obliga a replantearnos la necesidad de una profunda renovación. Ya sea con jóvenes o con mujeres. Evidentemente la dirigencia del peronismo no ha dado en la tecla para interpretar las demandas de esta sociedad.

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