Conocer la presión tributaria (carga impositiva) para fijar políticas

¿Hasta qué nivel de los ingresos se le puede pedir que aporte cada contribuyente mediante el pago de sus impuestos para financiar las actividades del estado?

Se propone enfocarnos en la presión o carga impositiva.  No es una tarea sencilla pero sin dudas debe ser realizada, siendo información sensible con la que debe contar cada funcionario o legislador al momento de analizar los presupuestos anuales.

La complejidad de nuestra estructura tributaria, con interdependencia de tributos nacionales, provinciales y municipales; diversas - y muchas veces superpuestas - bases imponibles para cada uno de ellos, son algunas de las variables que dificultan la tarea.  La existencia, por otra parte, de tributos de naturaleza directa y otros indirectos (como por ejemplo los que se pagan con el consumo de bienes o servicios) suma dificultades adicionales.

Resulta relevante poder dimensionar esta información si se pretende utilizar el "sistema tributario" como una herramienta a favor del desarrollo de las comunidades, redistribución de ingresos y justicia social.  Lo mismo si se  intenta aplicar principios como los de progresividad y equidad presentes en los discursos, pero no siempre observados en la realidad.

Sólo contando con esta información, se podrá dimensionar el impacto real de las decisiones que se toman en materia de política tributaria y financiamiento del estado.

El rol de las "distorsiones"

La realidad de nuestro entramado impositivo, que lejos está de poder ser considerado un sistema armonizado e integrado, provoca que cada ajuste o cambio consista muchas veces en un "parche", con consecuencias no buscadas en otros impuestos o sectores. 

A esta complejidad de la estructura tributaria, debe sumarse también la forma en que reaccionan las empresas y/o contribuyentes individuales ante una modificación propuesta por el estado en alguno de sus niveles. 

Cada incremento dispuesto, independientemente de su naturaleza, generalmente es trasladado a los consumidores finales, con el agravante que en esa ecuación muchas veces entran en juego aspectos vinculados con las expectativas generando distorsiones adicionales. 

Estamos hablando de información que debe conocerse, controlarse e interpretarse a la hora de definir políticas públicas vinculadas a la temática.

Algunos ejemplos recientes

Un claro ejemplo de lo mencionado, es el revalúo fiscal iniciado por la Provincia de Buenos Aires tendiente a actualizar la base imponible del impuesto inmobiliario.  

Se trata de una decisión que luego de innumerables reclamos debió postergar el gobierno provincial, dado que de implementarse no solo multiplicaba la carga de ese impuesto, sino que incidía negativamente en otros tributos nacionales (Bienes Personales) y municipales (Tasa Retributiva de Servicios, Fondo de Inversión Vial, entre otros), con consecuencias sumamente negativas para los contribuyentes.   

En este caso, desactivada la idea original, el gobierno encontró una solución práctica ("el parche"): aumentar el impuesto inmobiliario vía modificación de mínimos, coeficientes y escalas, no aplicando el revalúo.  Veremos cuál es el resultado final.

Algo similar podemos observar cuando el Municipio propone incrementos en las tasas, derechos y contribuciones que recauda (este año ya se habla de más de un 30% promedio).  Su análisis y discusión se hace desde una visión restringida, analizando el impacto de cada variación en forma individual, abstraídos de la situación general de la economía de cada contribuyente. 

Así, poco a poco, cada incremento dispara la presión tributaria que recae sobre cada uno de los contribuyentes de Tandil, e inevitablemente surge una pregunta crucial: ¿cuál debería ser el límite?  La respuesta a esta pregunta considero debería ser un punto interesante para analizar y debatir al momento de dar tratamiento al presupuesto municipal.

Fernando Rossi

Contador Público

Ex - Concejal Bloque PJ-FPV

Twitter: @frossitandil