Eguszquiza consideró lo que decía la madre de las criaturas: que el gasista había sido responsables de la defectuosa colocación de un termotanque. Ese aparato junto al calefactor instalado en la cocina provocaron la pérdida de monóxido de carbono que se llevó la vida de los niños, quienes vivían con sus padres en una casa de calle Uriburu 1087.

El caso tuvo amplia repercusión pública pues Graciela Arriolla se puso al frente de actos y marchas pidiendo justicia por la muerte de sus niños. Vacas fue defendido por el letrado oficial, Carlos Kolbl, quien naturalmente pidió su absolución. Argumentó que no se había acreditado responsabilidad del gasista en la instalación del calefactor.

Dentro de una semana, el Tribunal dará lectura al veredicto y se conocerá el fallo respecto de esta tragedia. Los niños tenían 9 y 5 años. En siete días el gasista Luis Vacas conocerá qué le depara el futuro que ya no tienen los niños Evaristo y Aarón.