PERSONAJE DE LA SEMANA

En busca de mil aventuras

28/09/2016

Diego Manceñido y Maya Berkunsky recorrieron Europa, en bicicleta, durante 8 meses. Hablamos con Diego para que nos cuente sus sensaciones y las historias de un viaje que no olvidará por el resto de su vida. "No necesitamos tanto para ser felices", dijo a ElDiariodeTandil. Disfruten este nuevo #Personaje de la Semana.

por
Mauro Carlucho

Hasta llegar a los 30 años, Diego llevaba una vida normal, como la de cualquier pibe de clase media en Tandil. Su grupo de amigos, la familia presente, un trabajo piola y las aspiraciones habituales de la época.

El deporte en su vida pasaba por un picado de futbol con amigos, algún partido de tenis y salidas esporádicas en bicicleta, aprovechando nuestro bello entorno.

En esas pedaleadas por la sierra surgió la idea de recorrer "la Ruta de los 7 lagos" sobre dos ruedas. Seguramente fue una ocurrencia del momento, pero la idea prendió fuerte en nuestro amigo Manceñido.

"Recién en el año 2010 hice el primer viaje largo. Junto a una ex novia hicimos los 7 lagos en bicicleta. Fue como un descubrimiento, algo inesperado en mi vida", relata en la redacción de ElDiariodeTandil.

Para esa época, Diego trabajaba en el Banco de Bostón, en el área de préstamos prendarios. "Encarar la ruta fue como subir el Aconcagua. Parecía lejísimo y al final fue solo el comienzo. Empecé a ver que viajar en bici era otra cosa. Pedaleando ves cosas que en el auto se te pasan de largo. Podes pararte a ver el entorno de otra manera. Como te decía antes, fue un descubrimiento", comenta.

Después de esa primera experiencia quedó re "cebado". Empezó a acomodar su vida en torno a estos desafíos. Cambió de empleo y consiguió tiempo. Así volvió al sur y fue de Bariloche hasta El Bolsón. Luego hizo la ruta Austral en Chile. Quería más y más.

Ya, para esa época, estaba metido en el tema. Conoció a turistas de todo el mundo que andaban en la misma. Buscaba información en internet y participaba de foros relacionados al tema.

Un día hablando con su amiga Maya, pensaron esta travesía por Europa que adelantábamos anteriormente.

Esta aventura era distinta a las anteriores. En primera instancia era un viaje mucho más largo, en tierras lejanas y con costumbres distintas a las nuestras. Quizás estas características lo hacían más tentador.

Luego de estudiar los mapas y acomodar sus obligaciones, emprendieron el viaje soñado. Recorrieron más de media Europa. Salieron de los puntos habituales y pedalearon por la vieja Europa del Este, pasearon por Turquía y se bañaron en los deshielos de los Alpes.

"Maya estaba en España viviendo, la llamé y nos pusimos de acuerdo enseguida. La primera idea era hacer "la ruta de la seda", pero luego fuimos modificando el trayecto. Recorrer los Balcanes fue una locura, ver ciudades arrasadas por la guerra y descubrir que la gente es lo más amable que existe. Nos llamó mucho la atención la gente, lo predispuesta que está para darte una mano. Nos invitaban a sus casas, compartían su cultura, es algo que nunca voy a olvidar", sostuvo.

No tenían gran experiencia en este tipo de viajes, pero de a poco fueron aprendiendo. Fueron aggiornandose en el viaje. Aprendiendo de la vida. "La experiencia te la dan los kilómetros, no hay otra", agregó.

Dormían generalmente en carpa. Viajaron juntos por cinco meses, luego Maya tuvo que volver al trabajo y Diego siguió solo el resto del camino. "En verdad nunca te sentís solo, porque vas encontrando amigos por todos lados. Hay mucha gente en esta historia. Viajar solo fue hermoso, también. Es como sentir la libertad absoluta. Recién ahí te das cuenta que no necesitamos tanto para ser felices. En total pedalié cerca de 11 mil kilómetros y súmale casi dos mil en tren o colectivos. Fue una experiencia muy grosa".

En la soledad de la ruta, pedaleando con el sol en la frente o con la nieve de horizonte, Diego tuvo tiempo para pensar en todo. "El bocho te labura mucho, creo que arreglé todos los problemas del país como 10 veces. Pansas en cualquier cosa, te analizas, es muy enriquecedor", agregó.

Son incontables las ciudades que atravesó, cada día era una nueva aventura, una nueva historia por disfrutar. En esos 8 meses perdió 12 kilos, pero vivió emociones que nunca soñó en su vida.

De vuelta en Tandil, comenzó a pensar una nueva epopeya. En noviembre tiene pensado unir Ushuaia con Panamá. Calcula 8 meses de viaje. Ya está planificando y estudiando la ruta.

Aquel que viajó una vez, es imposible que abandone la aventura. Diego no sueña con hijos o el llamado sueño americano. La vida es una sola y está decidido a vivirla según sus reglas.

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