Los actos protocolares tuvieron lugar el viernes en el cementerio municipal, sector danés, con la presencia de funcionarios municipales y de la congregación danesa.  Un té como los de antaño instó a reflexionar sobre los pioneros. Los actos finalizaron con la colocación de una placa en la pirámide de la Plaza Independencia. 

Luego, en el Templo Danés,  una misa celebrada en español, para dar lugar al descubrimiento de una placa conmemorativa por parte del Intendente Municipal, Dr. Lunghi, más un discurso en el que los valores y el legado de Juan Fugl fueron resaltados.El comunal señaló que "debemos agradeder el extraordinario trabajo que en su momento realizó Alice Larsen de Rabal nosotros tenemos el mejor libro de historia de Tandil, que fueron las "Memorias de Juan Fugl" magníficamente traducidas por Alice.

"Y cómo no empezar estas palabras con Fugl, si con él y con su quijotesco sueño de "fundar una civilización" prácticamente comenzó esta historia. Así lo hizo saber en sus memorias al momento de elegir establecerse en Tandil cuando el pueblo tenía apenas 30 años de fundado. Juan Fugl, lo he dicho varias veces, es el pionero por antonomasia, el hombre que fue todos los hombres: el panadero, el agricultor, el primer maestro, el fundador de la agricultura, y un hombre al que también la interesó la cosa pública, es decir el bienestar de todos los vecinos.Celebrar hoy el 150º aniversario de la conformación de la primera comisión directiva de la Congregación Protestante de Tandil,  es celebrar a Fugl y con él a todos los daneses que fueron llegando a partir de la Ley Avellaneda, en 1876, cuando se implantó una normativa coherente para la inmigración.

"A ese legado de esfuerzo titánico se le deben sumar las obras que consolidaron a la colectividad danesa en Tandil. En 1877 se inauguró aquí la primera capilla de ese origen en el país. Y en 1889 nació un hito histórico para la época. Lo creó Blas Grothe, un apellido ilustre de la comunidad, quien editó el "Tandils Tidende", que fue el primer periódico en idioma danés de Sudamérica y que durante veinticuatro años mantuvo informada a la colectividad e incluso se enviaba a Dinamarca.

"Pero hay en la historia de los pueblos materia y espíritu. También habitan las genealogías de las colectividades. Sin duda, la fuente de cohesión en la colectividad danesa, que es un atributo, un don, un sello propio, tuvo que ver con su religiosidad. Es una energía de una tremenda potencia espiritual que también fue el motor de los pioneros y de sus familias, y de las generaciones  posteriores que atravesaron el curso de la historia hasta el presente.

"Son 150 años donde pasó de todo, donde como dice el proverbio árabe, no hay árbol que el viento no haya sacudido. Con días de dicha, con días de tristeza, con esperanzas y con pérdidas dolorosas. Sin embargo, abrazada a su profunda religiosidad se mece como una cuna la identidad danesa que su congregación protege y representa.

A la hora de cerrar su discurso, Lunghi enfatizó: "Quiero en nombre del pueblo de Tandil saludarlos a todos ustedes porque aquellos pioneros, aquellos ejemplos del trabajo de sol a sol, aquellos paradigmas de solidaridad y hermandad con los daneses que fueron llegando a la ciudad que soñó Fugl, son hoy el cristal de la memoria y el admirable espejo moral donde podemos mirarnos todos".

Como toda gran fiesta, la celebración culminó con un almuerzo de camaradería en el Salón Danés. Historia, legado, patrimonio cultural y homenaje confluyeron en  estos festejos.

 Foto: Rodrigo Velásquez