Nacionales
28/07/2016
Ante el presidente polaco y otras autoridades, el pontífice recordó a san Juan Pablo II y pidió además "superar los temores" para gestionar la migración, al tiempo que solicitó "acoger a los que huyen de las guerras". El en el vuelo había advertido que "el mundo está en guerra".
"Todas las actividades están implicadas: la economía,
la relación con el medio ambiente y el modo mismo de gestionar el complejo
fenómeno de la emigración", aseveró el Pontífice. El fenómeno "requiere un
suplemento de sabiduría y misericordia para superar los temores y hacer el
mayor bien posible", agregó frente al presidente Andrzej Duda, quien mantiene
posturas de fronteras cerradas para los migrantes y sufre una fuerte emigración
de la población polaca hacia los países del oeste europeo.
"Se han de identificar las causas de la emigración en
Polonia, dando facilidades a los que desean regresar", pidió también Francisco,
"Al mismo tiempo, hace falta disponibilidad para acoger a los que huyen de las
guerras y del hambre; solidaridad con los que están privados de sus derechos
fundamentales, incluido el de profesar libremente y con seguridad la propia
fe".
En esa línea, pidió a las autoridades polacas que soliciten "colaboraciones y sinergias internacionales para encontrar soluciones a los conflictos y las guerras, que obligan a muchas personas a abandonar sus hogares y patria".
En las últimas semanas, Polonia volvió a cargar contra la
política de acogida de migrantes que reclama el Papa, en línea con el rechazo
del año pasado a los compromisos con la Unión Europea para la acogida de
migrantes y refugiados.
Además de su pedido por los migrantes, Francisco resaltó la
figura de Juan Pablo II, omnipresente en una Cracovia donde el papa polaco y el
argentino comparten gigantografías en cada esquina. "Es la primera vez que
visito la Europa centro-oriental y me alegra comenzar por Polonia, que ha
tenido entre sus hijos al inolvidable san Juan Pablo II, creado y promotor de
las Jornadas Mundiales de la Juventud", agregó Francisco.
En la semblanza de Wojtila, Bergolgio recordó que "a él le
gustaba hablar de una Europa que respira con dos pulmones: el sueño de un nuevo
humanismo europeo está animado por el aliento creativo y armonioso de estos dos
pulmones y por la civilización común que tiene sus raíces más sólidas en el
cristianismo".
"El pueblo polaco también se caracteriza por la memoria",
saludó Francisco antes de volver a recordar a Wojtyla, de quien dijo sentirse
"impresionado" por su "agudo sentido de la historia".
En línea con sus agradecimientos al pueblo y la Iglesia
local, Francisco destacó la "memoria buena" del país por celebrar los 50 años
"del perdón ofrecido y recibido recíprocamente entre el episcopado polaco y el
alemán tras la Segunda Guerra Mundial".
Tras considerar que esa iniciativa "desencadenó un proceso
social, político, cultural y religioso irreversible, cambiando la historia de
las relaciones entre los dos pueblo", el Papa recordó asimismo la declaración
conjunta entre la Iglesia Católica polaca y la Iglesia Ortodoxa de Moscú,
enfrentadas durante años y que emitieron en 2012 un acuerdo de reconciliación
entre ambas.
Durante su discurso, Francisco reforzó además sus mensajes por la "unidad nacional" y por el respeto "de la identidad propia y de los demás" como forma de hacer madurar la cooperación fructífera en el ámbito internacional.
(TELAM)
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