Opinión

La hipocresía de los programas que pasaron de farándula a política

01/06/2016

Es sabido que los medios de comunicación son fundamentales para el desarrollo de la sociedad; sin embargo últimamente los programas de la farándula se han convertido en emisiones políticas deleznables, donde los periodistas y productores priorizan la pantalla “caliente” para obtener un rating, descartando que la televisión puede ser una “aliada de la educación, de la cultura, de la libertad y puede contribuir a mejorar el nivel de convivencia y respeto entre los ciudadanos”.

(Por Eduardo Ferrer)

Conductores que se dicen “pluralista”, defensores del sistema republicano y de la democracia conducen con desfachatez debates bochornosos, con mensajes  subliminales e información tendenciosa acompañado  de  personajes mediáticos que  deambulan todos los días por los canales desesperados por obtener un minuto de aire.

Un ejemplo es  “Intratables” que no se sabe bien si es humor o política. Allí el conductor y la mayoría de sus panelistas (menos uno al que ridiculizan cada vez que habla) se quieren mostrar ecuánimes en los comentarios, pero en realidad son tan predecibles que todas la frases están focalizadas a la herencia del gobierno anterior y tratan de justificar a cualquier costo las medidas del nuevo gobierno. ¡Qué triste!  En fin, un circo mediático y morboso que realizan en el piso del Canal América sin ni siquiera ruborizarse.

Observando este programa y algunos otros,  uno comienza a plantearse distintos interrogantes sobre la información que recibe: si ha sido debidamente investigada; si necesariamente responde a la realidad del país o representa a los intereses de ciertos individuos o  corporaciones que detentan el poder.

Esto es grave, porque nos referimos a un medio de comunicación que es una herramienta para informar y comunicar de manera masiva a todos los ciudadanos. Quiero decir  concretamente que estamos frente a una manipulación política, donde alguien que tiene poder a través de un medio exhibe una información determinada y oculta otra para que la población opine de una manera determinada.

En esta problemática existe un triángulo bien definido: los medios de comunicación, la sociedad y los individuos manipuladores. Los medios son quienes emiten la información, la sociedad es quien la recibe e interpreta y, los corruptos son quienes desean que la información que se emite se tergiverse al hacerse pública y por supuesto, siempre la más perjudicada es una parte de la sociedad, que como consumidores sólo alimentan el morbo y curiosidad con información irrelevante e inexacta.

Combatir esta manipulación es una tarea muy compleja, pero al menos, como ciudadanos, nuestra obligación es no ignorar estas acciones y denunciarlas  ya que  atentan contra la autenticidad de la información verídica y también  perjudican a quienes ejercen su labor en los medios de forma correcta y objetiva.

 

Porque inventar una catástrofe para legitimar un poder

Cuando ante la Asamblea Legislativa el actual Presidente manifestó “del gobierno que se fue no hay nada para rescatar”, planteando una situación catastrófica para justificar el ajuste y legitimar un poder que a estas horas es bastante endeble,  la conductora del programa  “El Diario de Mariana”, que se emite por el Canal 13 por la tarde, aferrada totalmente al discurso Macrista, puso un tono dramático de la situación del país para que todos sus panelistas “bombardearan”  con frases apocalípticas .

Convengamos que los ajustes resultan políticamente viables cuando la sociedad percibe una catástrofe y por el contrario  cuando ésta percibe que existe una cierta normalidad, los argumentos en favor del ajuste se debilitan como en nuestro caso.

Una situación catastrófica fue la del 2001-2002  cuando Argentina vivió una crisis económica, política y social de enorme envergadura y de imprevisibles consecuencias. Tener memoria de la historia de nuestro país es una responsabilidad que deben asumir los que dirigen los destinos de los argentinos y por supuestos los que informan. “Por eso, si la catástrofe no existía, había que inventarla. Y para hacerlo la condición era jamás mencionar las verdaderas catástrofes de la hiperinflación de 1989 o la crisis de 2001”.

 

La realidad aquí y ahora

La multitudinaria marcha de las centrales obreras mostró reclamos concretos  contra los despidos, la inflación y en reclamo de mejoras salariales.

Los trabajadores comienzan a presionar a los dirigentes sindicales para que exhiban sus reclamos señalando que “tanto la aceleración de la inflación como la pasada devaluación demuestra que se ha decidido trasladar esos costos sobre la espalda del pueblo trabajador”.

Pidieron  declarar la emergencia ocupacional", insistieron en que "el salario no es ganancia", exigieron "la plena vigencia del 82 por ciento móvil" y ratificaron "la plena vigencia del derecho de huelga sin ningún protocolo de seguridad".

Hasta Hugo Moyano –opositor al gobierno anterior- manifestó: “el Gobierno ayuda rápidamente a los empresarios. Quita retenciones, quita impuestos. Pero no es tan rápido para ayudar a los más humildes”.

En este contexto sobre la realidad del país, coincido en algún aspecto con un periodista del Diario la Nación cuando comenta: Macri tenían en diciembre pasado una cierta “euforia”, hoy la opinión pública está dominada por un “optimismo realista”. Eufóricos ya quedan muy pocos y la mayoría de quienes apoyan al Presidente ven en la inflación y en el temor a perder el empleo un problema… ¿Ese optimismo ahora moderado se mantendrá? y ese sector de la sociedad ¿seguirá junto al gobierno. O  por el contrario, lo abandonará? Esa es la gran encrucijada.

 

Resumiendo

Es correcto hablar del pasado y denunciar todo acto de corrupción de cualquier gobierno para que la justicie investigue. “Dentro de la Ley todo. Fuera de la Ley nada”.  Pero convengamos que debemos ser serios a la hora de comunicar a la población: por un lado la veracidad de la información; que no sea falsa o errónea, es decir, que no se sustente en rumores o en malas intenciones provocando la confusión en la gente. Por otro lado es importante el principio de imparcialidad estableciendo cierta distancia entre la crítica personal de los hechos relatados y las fuentes; evitando también que todo lo recolectado se “contamine” con los prejuicios y valoraciones personales o del medio donde trabaja.

Fuentes

https://cuestionessociales.wordpress.com/2014/06/18/manipulacion-de-los-medios-de-comunicacion-en-el-peru/

http://elpais.com/diario/2004/01/21/andalucia/1074640927_850215.html

http://www.lanacion.com.ar/1894069-centrales-obreras-unidas-reclamos-gobierno-cgt-moyano

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