Opinión

Los jueces de la servilleta

06/04/2016

Dicen los barmaníacos, que lo que se proyecta en una servilleta de bar-confitería nunca se concreta. Podés delinear un negocio, una candidatura o hasta una relación amorosa y todo sucumbe antes de empezar a desarrollarse.

Pero como toda regla, ésta también tiene su excepción. Hay una servilleta que ha quedado en la historia, la que Carlos Corach, en ese momento Ministro del Interior de Carlos Menem, le mostró a Domingo Cavallo en 1996 cuando le pidió la renuncia.

Ahí le explicaba, al “Mingo” en forma taxativa que jueces federales respondían y obraban en torno a lo que quería el Presidente. Justicia independiente, que le dicen.

No sabemos si sólo a raíz de esto o por otras cualidades, el padre de la “Convertibilidad” luego fue procesado por más de noventa causas judiciales, que incluyen contrabando a, tráfico de armas, corrupción, malversación de fondos públicos, fraude, sobresueldos, estafa y defraudación al Estado.

Lo cierto que en ese extraño soporte papel parece que figuraban, Carlos Liporaci, Adolfo Bagnasco, Claudio Bonadío, Gustavo Literas, Jorge Ballestero, Jorge Urso, Rodolfo Canicoba Corral, Carlos Branca y el inefable Norberto Oyarbide.

Hablemos y deshojemos un poco las acusaciones que han recibido estos magistrados.

Carlos Liporaci, sobreseyó a Víctor Alderete en la causa por robo de papeles del PAMI, cerró la causa por enriquecimiento ilícito de José Luis Manzano. Fue denunciado por ordenar a la SIDE el “pinchazo” de los teléfonos de los empleados de su juzgado. Terminó acusado él de enriquecimiento ilícito.

Adolfo Bagnasco, mejoró su performance con los procesamientos y arrestos de cerca de una decena de militares que tuvieron que ver con sustracción de menores durante la dictadura. Redobló su apuesta cuando mandó preso al ex titular del PAMI, Víctor Alderete, por liderar una asociación ilícita. Por otro lado obvió defender su competencia en la causa de la pista de Anillaco. También ordenó detener a Aldo Dadone, en la causa IBM-Banco Nación, pero nadie se explica cómo dejó fuera de la investigación al ex secretario de la Presidencia, Alberto Kohan, con vinculaciones claves con el expediente. Igual interrogante surgió cuando procesó al directorio del PAMI de la gestión de Matilde Menéndez, pero a ella la libró de cargos. Su perla de fin de 2000 fue, después de haber beneficiado en dos causas al ex secretario de Transporte menemista Armando Canosa, invitarlo a su fiesta de casamiento. Se fue porque dijo había cumplido un ciclo.

Gustavo Literas, entre otras delicadezas dejó libre al banquero Monetta, cuando un juez de Mendoza había pedido su detención.

Jorge Ballestero, sobreseyó al ex secretario de la Presidencia, Miguel Angel Vicco. y a Gerardo Sofovich por irregularidades en su gestión al frente de ATC.

Jorge Urso ahijado político de Miguel Angel Toma, estuvo al frente de las causas por contrabando de armas a Croacia y Ecuador.

Rodolfo Canicoba Corral, después de marchas y contramarchas con temas tan sensibles como la AMIA, buscó su reivindicación. Lo hizo al dictar el procesamiento, por enriquecimiento ilícito, de María Julia Alsogaray, causa que la llevó a estar presa por un tiempo.

Carlos Branca, llegó a juez después del Pacto de Olivos. Fue el primero de la etapa menemista en ser destituido y terminó preso a raíz de la difusión de un video que lo mostraba charlando cordialmente con contrabandistas ligados al caso de la Aduana paralela.

Nos quedan para el final, dos que están en actividad y que les encanta la exposición pública y las cámaras de TV.

Nos estamos refiriendo a Norberto (quiero ir al Bailando) Oyarbide y a Claudio (Buruburubudío) Bonadío.

Ambos son los dos magistrados más denunciados en la historia de la Justicia Federal de nuestro país.

Norberto Oyarbide, se transformó en juez durante el menemismo. Diputados abrió su juicio político en 1998 a raíz de un escándalo político y sexual que lo implicaba en la protección de prostíbulos y el Senado lo suspendió. Pero su caso nunca tuvo sentencia definitiva.

El tribunal de disciplina del Consejo de la Magistratura lo citó para que formule su descargo en una causa en la que está acusado de haber frenado un allanamiento por influencia política. El año pasado había anunciado su voluntad de jubilarse luego de la feria judicial de enero, algo que hasta ahora no se concretó.

Para frutilla de postre dejamos a, Claudio Bonadío, enfrenta nueve expedientes de destitución por serias irregularidades en sus funciones como juez, aunque se encuentran “demorados” en el Consejo de la Magistratura.

Su tema más escandaloso Tandanor. En 1991, en el marco de la Ley de Reforma del Estado y mientras Bonadío formaba parte del Poder Ejecutivo, (era el segundo de Corach en Interior) se produjo la transferencia del paquete accionario de la sociedad Tandanor al consorcio Marítimos S.A., que incurrió en diversas maniobras para frustrar el pago de 52 millones de pesos. Después como juez recibió la causa en diciembre de 2002 y en 2006, querellantes y fiscales piden la elevación a juicio, que Bonadio materializó recién a fines de 2009.

También se manejó bastante mal con la causa Yoma, Hemofílicos. En Tragedia de Once, búsqueda de Lucas Menghini Rey, el abogado Dalbon lo acusó de imputar arbitrariamente a bomberos, policías y socorristas para ocultar su propia responsabilidad en el hallazgo tardío del cuerpo.  Causas no tan conocidas como la de Diego Sanoguera que denunció al polémico magistrado porque nunca logró que le entregaran un certificado de sobreseimiento sin defectos. Agregó que fue maltratado y discriminado en el juzgado.

Y las denuncias de los abogados  Gloria Altamirano, Andrés Marutian y Alejandro Rúa. En éste último caso la Cámara Federal apartó a Bonadio de la causa.

Todos los nombres integrantes de la Justicia Federal, porqué la preocupación de los gobiernos por los Jueces Federales porque son quienes tienen competencia para juzgar a sus funcionarios. Por eso un fuero adicto parecería ser el sueño de todo Poder Ejecutivo. Eso sí cuando terminás el mandato se te pueden volver en contra.

El ex vicepresidente Carlos Alvarez, señaló alguna vez “Es peligroso tener razón donde no hay justicia”.

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