Sociedad
25/11/2015
El Programa Universidad para Adultos Mayores de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires emitió una nota en la que repasa el viaje realizado a Ayacucho junto a los integrantes de los cursos que trabajan la historia nacional.
El día 22 de Octubre, con los talleres que tienen como nexo la Historia, del Programa Universidad para Adultos Mayores de la UNICEN, coordinado por la Profesora María de los Ángeles Pagola, se realizó la visita a la ciudad de Ayacucho, Estancia El Cardal y Almacén Las Chilcas.
En la ciudad de la Fiesta del Ternero y la Yerra los esperaba Graciela Correa, Guía de Turismo y Profesora de Artes Visuales. Excelente anfitriona y profesional. Iniciamos el recorrido con la escultura de la primera mujer resera, Felisa Rocha. Recorrimos algunos sitios del Centro Cívico. La Iglesia Nuestra Señora de la Purificación, edificio que data de 1918, en estilo neoclásico italianizante, con arcos de medio punto, nave en crucero, columnas con capiteles corintios, con altar mayor y menores, de gran belleza. A lo que remata una serie de vitraux y cúpulas exteriores de estilo francés.
El imponente edificio, denota la importancia de la religión en la incipiente ciudad. Este templo es la tercera construcción, luego de dos intentos anteriores, desde 1868. "Ciudad de las rosas", nombre con la que se referencia a Ayacucho, y se debe a las más de 200 variedades de rosas que contiene la Plaza San Martín. Acompañada de glorietas, bancos, árboles y arbustos, con trazado francés. Monumento a la Madre, a los Desaparecidos de la última Dictadura cívico -militar, y centrada en un San Martín erecto y sin caballo. Una de las pocas esculturas del Libertador en esta posición. Alrededor de ella, magníficos edificios construidos a finales del siglo XIX: el Banco de la Provincia de Buenos Aires, el Banco de la Nación Argentina y la Sociedad Española. A destacar, en una esquina, la Farmacia Orfila. No cerró sus puertas desde su inauguración, hace 129 años. Madera noble en vitrinas y mobiliario, acompañada de los típicos jarrones farmacéuticos y envases de preparación y productos para las mismas.
Uno de los momentos más inolvidables fue andar en el primer carrusel argentino, ¡maravilloso!. Data de 1943, funcionó en el Zoológico de Buenos Aires, lo adquiere el Club de Leones de Ayacucho en 1979. Luego de un trabajo de restauración intenso, funciona para placer de niños y grandes. Un sabroso almuerzo y a seguir conociendo. El Museo Histórico Regional de la ciudad, fundado en 1982 en los galpones para lana de una firma de Capital, y la casa del gerente. Esta última vestida como en su tiempo. Las Barracas o los galpones, intercalando espacios de paleontología, arqueología, carruajes y otros.
Treinta kilómetros, separan a Ayacucho de Estación Solanet. Y unos pocos minutos de la Estancia El Cardal. Nos recibió el matrimonio Solanet, encantadores anfitriones. El actual casco de la estancia es de estilo Tudoringlés. La antigua casa, matera, dependencias del personal, caballerizas galpón, son las típicas construcciones rurales de barro, con galerías expuestas en el caso de la vivienda. Esta estancia es uno de los primeros lugares donde nació la raza criolla equina argentina. Desarrollada por el médico veterinario Dr.Emilio Solanet. Quien en 1911 compró un número importante de caballos y yeguas al cacique tehuelche Don Juan Shacmatr, en el sur de nuestro país. De cuyas nueve manadas seleccionó los mejores ejemplares reproductores para las futuras cruzas. Además fue docente de la Universidad de Buenos Aires, y destacado por ello. Asimismo se reconoce en este sitio, los inicios de la hazaña más grande que registra la historia hípica mundial, en la cual el suizo Aimé Tschiffely, unió Buenos Aires con Nueva York, en EE.UU.. Acompañado de dos hermosos ejemplares de raza criolla, oriundos del Cardal, Gato y Mancha. Ese recorrido, lleno de avatares, situaciones difíciles y otras no tanto, fatigas, implicancias climáticas y privaciones, demostraron la fortaleza de la brava raza criolla.
Cayendo la tardecita, con un sol bermellón, nos esperaba el almacén decampo Las Chilcas, donde su dueña Edith García, nos brindó una sabrosa y reparadora merienda. Un espacio único, lleno de objetos vinculados a la historia de la zona y el país. Agradecemos a Graciela Correa, a Edith García y al matrimonio Solanet por habernos recibido con afecto, dedicación y el profesionalismo que cada uno pone en lo suyo. ¡Otro viaje inolvidable, conociendo el patrimonio histórico y natural de la región!
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