Opinión

Conti: “Veo muy bravo el tema de Santamarina sin Anses…”

25/11/2015

Jugador emblemático de aquel Ramón Santamarina del Tandil de los años felices, hincha apasionado, director técnico (retirado) y dueño del café más futbolero de nuestra ciudad, el “Negro” Rubén Conti se prestó a la entrevista picante donde comparó aquél fútbol que le tocó vivir con esta nueva generación de jugadores “sin compromiso y con cosas que no puedo soportar”.

-¿Por qué dejó de ir la gente a la cancha en Tandil?

-En el torneo local es normal que haya poca gente. Ahora si hablamos de Santamarina yo creo que en principio no tenemos las comodidades. Está la tribuna techada que es donde va toda la popular, cosa que por ahí a alguna gente le molesta. O ir a la Mestelán que yo no digo que sea cara, pero si vos vas con tus tres hijos se necesita entre 700 y 800 mangos para ver un partido, esto es sin comer nada, ni un chorizo ni una gaseosa. Esa es una razón. Y la otra es que cuando aún esto que voy a decir no guste para mí en Tandil somos muy fríos. En todo, no sólo en el fútbol. El que trae un espectáculo a la ciudad no sabe si la a ir bien o mal. Somos fríos.

-Pero a usted le tocó vivir una época como futbolista donde el público no era tan frío…

-No, pero eufórico nunca fue. Por ahí iba gente joven que la única distracción que tenía en ese tiempo era ir a ver un partido de fútbol, antes no había tantas cosas como hay ahora. Y además antes la gente era contra de ese equipo pero igual iba a la cancha. Ahora vos notás que eso no pasa…

-Bueno, parece que en el caso de Santamarina está el tema Bossio en el medio…

-Sí, pero yo no estoy en contra de Bossio ni nada, no tiene nada que ver. Pero es un tema político…. La gente sabe de dónde saca la plata Bossio, todos sabemos que está bancado por la Anses. Entonces, ¿cómo convencés a la gente con eso? Están bancando un equipo con la Anses y tenés a los jubilados y lo que ganan…

-Usted dice que eso predispone mal.

-Para mí sí… Yo lo noto acá en las charlas de café, gente que dice que no va a la cancha porque sabe de dónde bancan al equipo y porque no son las empresas las que pagan el plantel. Lo primero que te dicen es que entra la plata muy fácil y pagan los sueldos de los jugadores, sueldos de cien mil pesos en algunos casos, y casas y comida.

-Esa plata en su tiempo no existía.

-No, que yo me acuerde los que vivieron del fútbol fueron pocos y durante los últimos meses del Nacional. No todos porque muchos de acá laburábamos. Yo trabajaba en El Hogar Obrero y me daban permiso para entrenar. De veinte jugadores que teníamos, creo que tres o cuatro no trabajaban. Y hacíamos doble turno y concentrábamos. Y éramos casi todos de Tandil, menos tres jugadores que trajeron como refuerzos.

-¿Se perdió esa mística?

-Yo creo que sí.

-¿Era más fácil antes llegar al Nacional?

-Era más fácil porque era más corto el trecho. También es cierto que era mucho más parejo. En diez o doce partidos si te iba bien ya estabas en la A. Pero el nivel de jugadores era otro. Para mí ha cambiado mucho el fútbol. Hay que hablar claro, me peguen o no me peguen, no me interesa. Antes había más técnica; ahora hay más físico. Lo ves hoy mismo cuando hay técnicos de 40 a 50 años que pelotean en un entrenamiento y le pegan mejor a la pelota que los que están jugando. Eso se ve mucho en el Senior.

-¿Qué va a pasar con Santamarina sin Anses?

-Yo lo veo muy bravo para mantenerlo. A mí me gustaría que jueguen dos o tres años en un Nacional B y si se puede aguantar y ver el futuro. Pero hoy parece muy duro que puedan seguir manteniendo este equipo que además, si llegan a ascender, es otro presupuesto muy distinto, por más que la AFA te dé más plata. Son niveles de fútbol con mucha diferencia entre el Nacional B y el A. Pocos duran en la permanencia.

-Entre esos jugadores que no salen nunca más, de su época ¿a quién elige?

-De los arqueros que vi, nunca uno mejor que Ducca. El delantero más completo fue Aldo Varales, el Ñato. Y un jugador de mitad de cancha extraordinario fue el Negro Perandones. Fue un jugador muy completo.

-Hay un episodio de Pagano que allá por los 70 juega un partido muy importante con la selección de Tandil en el Estadio San Martín. Es un partido que él decide jugar el día después que se le muere un hijo…

-Sí… Carlitos Pagano, qué jugador. Lo trajo Ferro. Esas cosas no se ven más.

-¿Cambiaron los códigos con los jugadores de esta época?

-Sí. Los jugadores jóvenes para mi gusto no tienen compromiso. Quedarse un rato más entrenando, llegar más temprano, compartir unos mates con los más grandes, cambiarse en el vestuario con los más grandes que era donde vos escuchabas y podías aprender. Eso no existe más. Llegan sobre la hora, por supuesto el celular a full…

-¿Y cómo si habituó a eso desde la dirección técnica?

-No, yo muy poco tiempo agarré eso. Fue una de las razones que me decidió a no seguir. No lo podía soportar. No soportaba que estuvieran preguntando la hora para irse. No me adapté. Nosotros conversábamos todo antes y después de la práctica. Hoy los clubes se matan para hacer un vestuario y los chicos no se bañan. Se van así nomás a la casa.

-¿Fue más feliz jugando que dirigiendo?

-Sí, pero dirigiendo también tuvo buenas y malas. En el 85 fuimos con Santamarina a definir por penales en Salta y me tocó errar el penal a mí y a Tati Ervitti. Fue con Central Norte de Salta en lo que sería tipo play of ahora. A un solo partido que se jugó allá porque Depietri vendió bien la localía, lo cual no era nada raro. La plata lo justificaba. Y cuando erré el penal me quería matar. Nosotros éramos muy extremistas. Estábamos dos días sin salir después de una derrota. Hoy te pasa eso y no pasa nada.

-¿Cómo lo recuerda al “Mago” Petrilo?

-Bien, me sacó de jugar de diez y me puso en la defensa. Fue un acierto. Yo era lento y demasiado calesitero, aunque tenía una buena pegada. Después cuando se fue Petrilo vino Romeo y terminó poniéndome de 3. Y el Gallego Menchón lo mismo o de central.

-Comparando estilos, ¿con quién se queda: con un Mouzo o con un Demichelis?

-Con un Mouzo. Me gusta la entrega. El compromiso.

-¿Se extraña Lucho Mestelán?

-Se extraña su capacidad de dirigente, su conducción… por ahí se lo creía demasiado autoritario pero para ser dirigente tenés que ser así. Decidir algo y morir en ésa. Eso nos falta ahora.

-¿Hay falta de conducción en la Liga?

-A ver, cómo decirlo. Hay falta de decisión. Y no cambiar las decisiones.

-¿Era un delirio hacer un Estadio para diez mil personas en una ciudad que dejó de ir al fútbol?

-Sí, por ahí sería más un Estadio para hacer otras cosas, como espectáculos... A la cancha no van más de 1000 ó 1500 personas. Siempre pedimos estar donde está hoy Santamarina. Bueno, hoy lo tenemos y no vamos a la cancha. Sabemos que las comodidades no están pero hay días que las tribunas de atrás no están llenas.

-¿Al Conejo Tarabini lo extraña?

-Sí, de todos aprendí algo, por eso sentí que me iba a gustar ser técnico. Vivía metiéndome y preguntando cosas. Con el Conejo Tarabini cuando había joda, había joda, y cuando tenías que laburar se trabajaba en serio. Y te solucionaba un montón de cosas. Los dirigentes le tenían mucho respeto y por eso le conseguían todo lo que pedía.

-¿No va a dirigir más?

-No, ya no. Etapa superada.

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