Política

PAMI: gélida indiferencia ante la Chacabuco, los jubilados y ante la prensa también

03/09/2015

Algo no está bien en el PAMI local, más allá de la propia naturaleza que comprende el reclamo de la Clínica Chacabuco. A la falta de respuesta –un año de silencio al nosocomio privado-, se le debe sumar la apatía de sus funcionarios ante la prensa y el estado de indefensión que desde el martes sufren casi 15 mil jubilados de nuestra ciudad.

La crisis entre el PAMI y la Clínica Chacabuco encontró su punto terminal en la víspera, cuando la entidad privada suspendió incluso la atención de las urgencias. Pero el reclamo tenía una dilación de un año en la respuesta. El corte de la prestación de servicios de la Chacabuco ahora amenaza con desbordar la capacidad de respuesta del Hospital público, mientras el propio Administrador de la Clínica, Ricardo Saracca, y el director administrativo del Hospital Santamarina, Darío Pretti, se las han visto en figurillas para lograr acceder a una entrevista con funcionarios ¿responsables? de PAMI Tandil.

Esta política de la indiferencia, además de hundir en la incertidumbre a miles de jubilados tandilenses, se extendió en cierto modo a la prensa, a la que recibe pero no expresa declaraciones (un nuevo absurdo en la tradición comunicacional de la función pública). Como informó el portal colega abchoy, “ante la extensa licencia médica de Miriam Iglesias, desde hace una semana que Javier Echauri quedó al frente de Pami Tandil. El ayacuchense, si bien recibe a los periodistas, no realiza declaraciones públicas (orden del marplatense Fernando Alí)”.

Curiosa metodología de comunicación en medio de un conflicto serio que por ahora no parece tener una luz al final del túnel. Lo último que se sabe que es PAMI Capital se dignará recibir a Saracca el martes próximo. Parece demasiado tiempo para mucha gente, menos para quienes tienen en sus manos la llave de la solución, aun cuando crean que la verdad los acompaña y cuando, como en toda negociación, cada parte expone y defiende su propio criterio en busca de una salida a la crisis.

Se sabe que en la función pública hay una ley no escrita pero irreversible antes de que el espectáculo comience a tornarse patético: el funcionario debe poner la cara. Para eso, entre otras cosas, cobran los suculentos salarios que les pagan, entre otros ciudadanos, los jubilados que hoy el PAMI ningunea.

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