God save the progress: de la dependencia cultural en Tandil

Sociedad

God save the progress: de la dependencia cultural en Tandil

03/09/2015

Nota de opinión, publicada en la ultima edición del semanario ElDiarioDeTandil, firmada por Rubén Sentís.

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¿Qué podría pensar, amigo lector, si un concejal, un funcionario o mayor contribuyente de nuestra ciudad recibe a una empresa que se radica en el parque industrial con la plegaria alborozada en inglés que hace mención al titulo deesta nota?.

Seguramente le provocaría algún tipo de rechazo ideológico, o al menos alguna incomodidad que le costaría explicar por instantes. Pero no a todos les pasa eso y menos aún en otros tiempos. Hay gente que aplaudiría.

La historia del avance en materia ferroviaria no se puede catalogar alegremente como un avance inevitable del progreso. El crecimiento de la técnica, la implantación de una red ferroviaria, la velocidad de las comunicaciones habían sido obstáculos para el desarrollo integral de una nación. Vías y trenes habían encadenado a los pueblos a servir al centro imperial, Inglaterra, que habían invertido en este desarrollo.

Sólo con observar la imagen de la red ferroviaria vemos a una telaraña que confluye hacia el puerto de Buenos Aires y no comunica entre sí a las localidades y regiones, para transportar la materia prima que necesitaba el incipiente desarrollo industrial inglés. La crónica del ferrocarril argentino en la crónica del plan de dependencia nacional.

El domingo 24 de septiembre de 1882, el "Eco de Tandil" publicaba una noticia referida al ferrocarril, en la que informaba que: "Los trabajos de la línea de Ayacucho continúan adelantándose con bastante rapidez. Hay concluidos veinte kilómetros de terraplenes, y el empresario de las obras presume llegar al pueblo en el término de tres meses; ahora se hallan cerca de la Posta del Medio."

A consecuencia de algunas diferencias nacidas con respecto a la apreciación del valor de las propiedades señaladas para la Estación ferroviaria de Tandil, léase denuncias de corrupción, la Empresa se presenta al Gobierno pidiendo proceda a la expropiación con arreglo a la ley de la materia. La nueva estación debía construirse sobre una fracción de la quinta que poseía Don Mari Blas Dhers. Por este terreno ubicado entre las Avenidas Colón y Del Valle y las calles Machado y 11 de septiembre, la suma de 200.000 pesos m/c.

Los vecinos de aquellos entonces de nuestra ciudad todavía no comprendían estas cuestiones de la colonización inglesa que aclaró para siempre Raúl Scalabrini Ortiz en su libro Historia de los Ferrocarriles Argentinos.

El 2 de mayo de aquel año, el Presidente del Concejo Deliberante informa en la sesión del día, que tiene noticias que el domingo siguiente llegará por primera vez a Tandil la locomotora del tren que realiza las obras de construcción de la línea y por tal motivo sugiere se agasaje a ingenieros y obreros del ferrocarril con un asado, la moción se aprueba y el homenaje se realiza ese domingo con la presencia de una nutrida y entusiasmada concurrencia.

En ella toma la palabra el Dr. Eduardo Fidanza, fundador de un periódico al que le puso por nombre, precisamente, El Ferrocarril, en un discurso muy aplaudido por concejales y funcionarios presentes, en el que resaltó el significado para Tandil de esta avanzada del progreso colonial. Cerrando su encendida alocución con un God save the progress. El éxtasis colectivo se apoderó de los presentes frente al manejo fluído del inglés que había demostrado el vecino en su discurso.

Luego siguieron otras alocuciones y en todos ellas se alabó al Gobierno del Dr. Dardo Rocha, gestor de dicha línea en medio de sospechas de turbios acuerdos comerciales, inmobiliarios en toda la provincia, resaltando al espíritu progresista y emprendedor de los ingleses.

Otro día podremos en este espacio hablar de cuando un gobierno democrático local propuso el nombre de Kennedy al serrano anfitreatro municipal con loas a la libertad de los pueblos que creían que encarnaba el presidente norteamericano.

Lo reparó nuestra comunidad algunos años después en otro gobierno democrático.

Solo ejemplos de cómo a veces le damos prioridad para construir nuestra visión del mundo desde lo que viene de afuera. Y algunas veces, en nombre del progresismo, se esconde la injusticia y la dependencia.

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