Policiales

El delito crece

22/07/2015

Nota de tapa de la ultima edición del semanario ElDiariodeTandil con una completa investigación sobre un tema que preocupa a todos: LA INSEGURIDAD.

Los comerciantes de las primeras cuadras de Del Valle están intranquilos. Sobre la avenida, entre Alonso y San Lorenzo, no hay un negocio que no haya sido blanco de algún robo. A partir de la segunda semana de junio la situación empeoró, alcanzando una marca de la que ninguno se siente orgulloso: “siete robos en siete días”, le cuentan a El Diario de Tandil. Si cuando arrecian los delitos en la ciudad los medios hablan de olas de inseguridad, se puede decir sin caer en la exageración que a estos vecinos los tapó el agua. La diferencia con los robos a domicilios momentáneamente desocupados es la violencia, ejercida por delincuentes armados. Y aunque hasta ahora no hubo heridos temen que en algún momento un comerciante reaccione mal o los ladrones se pongan más violentos “y tengamos que lamentar una desgracia”.

En las reuniones que llevan a cabo para tratar de organizar una red de protección hay de todo. Unos padecieron el primer hecho delictivo de sus vidas, otros son víctimas curtidas.

La farmacia “Pedemonte” fue robada cinco veces. La última vez entró un hombre joven que aguardó hasta que la farmacéutica atendiera un cliente y entonces apoyó un arma sobre el mostrador.

A la agencia de quiniela “El Trébol” le robaron cuatro veces en los últimos cuatro años. Un día de fines de junio, a eso de las 14,  dos personas ingresaron al local ubicado en Del Valle y Defensa. Jésica, la empleada que estaba al frente de la agencia relató: “Yo estaba con una amiga, entraron los dos y se cubrieron el rostro con esos pañuelos tubulares tipo cuellos de manta polar; uno tenía un arma. Nos encerraron en el baño y nos dijeron contáramos hasta cien antes de salir”.

En diagonal a la agencia de juegos de azar hay más víctimas del delito. Los propietarios del negocio de telefonía y cobro de impuestos fueron parte de la ola de junio; les ingresaron por un ventiluz para llevarse tres computadoras y varios celulares. La mueblería de al lado fue otro de los blancos elegidos, al igual que la pañalera ubicada en la vereda de enfrente.

En esos días de furia la peor parte se la llevó una mujer de unos setenta años que fue abordada -de acuerdo a la descripción física y de vestimenta- por los sujetos que robaron la farmacia, quienes la golpearon para robarle lo poco que llevaba encima. Ensangrentada, la mujer tocó timbre en dos o tres casas de la cuadra pero nadie abrió la puerta y fue socorrida por gente que pasaba. En el barrio cuentan que no le abrieron pues temieron que fuera una emboscada para robarles. Tal es el estado de sospecha que los comerciantes reconocen estar paranoicos: "Miramos a la gente que pasa con desconfianza y si alguien se para en la vidriera empezamos a sospechar que nos quiere robar en vez de alegrarnos porque tal vez entre a comprar, inclusive pensamos en cerrar con llave al atardecer y nos avisamos por Facebook o WhatsApp cuando vemos una persona sospechosa en la cuadra, pero no se puede vivir así".

 “Se está poniendo muy bravo”

Los siete hechos corridos fueron el detonante para que los vecinos decidieran expresarse abiertamente, pero admiten que los robos se venían sucediendo de forma esporádica. Hay un nivel de delincuencia que parece socialmente tolerado, aunque no hay forma de medirlo exactamente. Pareciera que se acaba cuando se comprende que eso que le pasa a un vecino le puede pasar a uno.

“El barrio se está poniendo muy bravo y la mayoría de las veces salen para arriba, para la zona de los monobloques, no sé si viven ahí pero la policía nos ha dicho que hay algunos que roban y son familias completas que se dedican a eso e incluso les roban a sus vecinos”, explica Jorge, un vecino que vive hace treinta años en la avenida y ha visto como su propia casa se fue transformando en una fortaleza con rejas, alarmas, portero visor, cámaras en la entrada de autos y el patio y puertas reforzadas: “Me resisto a tener armas en la casa, así que fui optando por hacérsela difícil a los ladrones, si quieren entrar acá, se van a tener que esforzar mucho”. La idea de Jorge sobre que los delincuentes podrían residir en inmediaciones del barrio de monobloques –él lo afirma taxativamente - es abonada también por Marcelo, titular de una casa de apicultura. El comerciante recuerda que cuando la Municipalidad asfaltó la última cuadra de Pizzorno los residentes tenían que dejar sus vehículos en la esquina hasta que fraguara el cemento. En ese interín “les rompieron la ventanilla y robaron en un montón de autos, por eso decimos que son de la zona, estamos con una psicosis bárbara, sentimos que nos vigilan todo el tiempo y no podemos trabajar tranquilos”.

Después de la seguidilla de junio los comerciantes se organizaron y pidieron una reunión con autoridades de la policía y el gobierno municipal para explicarles el problema y pedir soluciones. “Veníamos sufriendo robos aislados hasta que en esa semana robaron siete negocios y decidimos reclamar en conjunto". A la reunión fueron los comerciantes asaltados sobre la avenida pero también aparecieron vecinos de las calles cercanas, especialmente San Lorenzo y 14 de Julio, que dieron testimonio de los robos que sufrieron en sus domicilios, por la noche o de madrugada, cuando les entraron rompiendo puertas o levantando una persiana para llevarse lo primero de valor que encontraron a mano.

"Algunas cosas logramos, nos entregaron botones antipánico para los negocios y pusieron una custodia policial desde las cinco de la tarde hasta el horario de cierre”, cuenta Marcelo. La entrevista se interrumpe porque estaciona frente al negocio un patrullero, desciende una mujer policía y pregunta si está todo bien. Minutos antes una empleada presionó sin querer la alarma que le instalaron en el teléfono celular. Es que el famoso botón antipánico es en realidad una aplicación que se descarga en un smartphone y se activa al presionar el ícono en la pantalla, advirtiendo a la policía, al centro de monitoreo municipal y enviando un mensaje de alerta a cuatro números de teléfono configurados por el usuario. La nota se reanuda después del incidente y Marcelo explica que no tiene miedo pero si incertidumbre por lo que vaya a ocurrir cuando la zona deje de tener presencia policial.

Es que la ciudad es grande y es imposible garantizar un policía por cuadra. Entonces, la sensación de seguridad durará tanto tiempo como sea posible mantener la consigna en ese lugar. No obstante y entrando en zona de promesas, los funcionarios policiales y municipales les explicaron que la puesta en marcha de la policía de prevención local permitirá destinar efectivos en rondas de vigilancia dentro de las zonas conflictivas que marca el mapa del delito.

 “Dame pastillas, cigarrillos y la plata de la caja”

En dirección a la avenida Perón, sobre la mano derecha de Del Valle, Nicolás y Vanesa atienden el kiosco que pusieron en sociedad con otro matrimonio. Compraron la llave del local hace pocos meses. El anterior dueño lo puso en venta y le robaron una semana antes de hacer el traspaso. Ahora, los nuevos dueños se convirtieron también en víctimas.

El delito tuvo impacto directo en el funcionamiento del negocio; cierra más temprano, no abre los domingos y tiene un horario especial para el pago de proveedores. “Este rubro es muy complicado porque hay que tener abierto hasta tarde, cuando los demás ya cerraron, y los domingos optamos por tenerlo cerrado porque al ser el único negocio de la cuadra abierto es un llamador para los ladrones”, cuenta Nicolás.

Vanesa relata el asalto que sufrieron. En ese momento su socia estaba al frente del comercio: “Entró un muchacho, pidió unas cosas y después sacó un cuchillo y le exigió la recaudación, se siente una impotencia tremenda porque por la distribución del negocio no podés resistirte ni escapar, estás acorralada”.

Enfrente, en un vértice de Alberdi y Del Valle hay una rotisería. Apenas abrió le reventaron un vidrio pero la acción rápida de un vecino que presenció el hecho evitó el robo. Hoy el local tiene rejas en todas sus puertas y ventanas.

"Si te entran a robar es mejor tener dos mil pesos que un arma"

Víctor Vitale es militar retirado, eligió esta ciudad para vivir hace 30 años y aquí, hace una década, fundó su empresa de seguridad privada. Cree que los hechos más violentos se irán intensificando y recomienda tomar medidas de protección en el ámbito privado. Asegura que la mayoría de los delitos más severos son perpetrados por actores provenientes de Mar del Plata con apoyo logístico y cómplices locales que estudian a las víctimas y sus movimientos. Cree que la omisión de denuncia de muchas víctimas termina jugando en contra de la seguridad de todos y llama a confiar en la policía, aunque reconoce que unos pocos son corruptos y están en contacto con los delincuentes

-Tandil está desacostumbrado a los robos violentos, pero la realidad parece indicarnos que serán cada vez más frecuentes.

-Hasta hace poco la gente miraba las noticias y veía que los hechos con violencia y armas pasaban en otras ciudades, pero la seguridad es como ir al mecánico o al médico, vas en la emergencia pero podrías prevenir, si no hay prevención, más que de seguridad vamos a hablar de inseguridad porque estaremos ante los hechos consumados. Tandil está desacostumbrada a pensar que es parte de la República Argentina.

-Usted habla de cambiar hábitos como parte de la autodefensa. ¿A qué se refiere?

-Acá hay comerciantes que tienen día y hora de pago a proveedores y los atienden con la puerta abierta, lo podés ver acá nomás en la calle Rodríguez. Si tuvieras idea de la cantidad de gente que anda por la calle con mochilas o bolsos llenos de plata, te caerías de espaldas. Por ejemplo, la gente que tiene Rapipagos o servicios similares tiene dos opciones, pone la caja de Prosegur o hace el depósito en el banco. Cualquiera que va a pagar un par de boletas entrega mil pesos, multiplicalo por el número de clientes. Bueno, eso hay que ir a depositarlo todos los días. El sistema está armado para que al tipo le paguen casi nada por cada boleta y tenga que correr el riesgo de ir siete cuadras hasta el banco. El día que los ladrones se pongan a estudiar ese sistema vamos a ver ese tipo de robos.

-¿Por qué aumentan los delitos con armas?

-Cuando dicen que los robos violentos proceden de Mar del Plata es cierto. Vivimos cerca de una ciudad de 800 mil habitantes, con 18 villas de emergencia y un incremento de inseguridad tan grande como Rosario. Pero la persona foránea con habilidades para el robo necesita un cómplice local que haga inteligencia. Hace un mes robaron la financiera de calle Pinto, al lado del Banco Patagonia, en pleno horario de comercio. Para hacer eso tienen estudiado el tiempo de respuesta de la policía, el tránsito, el estacionamiento y todos los detalles. Eso lo hacen los contactos locales y le dan todo el dato a los que ejecutan para que planifiquen el robo. Tandil ha evolucionado, tiene un crecimiento enorme y eso es un llamador para los delincuentes. Tener una cárcel en la zona nunca es bueno, sin ánimo de estigmatizar, hay un número de delincuentes que se dedica a eso y la circulación en la zona de familiares o amigos que también eligen ese camino es un punto de preocupación.

-Da la impresión de que es fácil robar en Tandil. Entran, roban y salen sin problemas.

-Hay que tomar medidas en los puntos de acceso a Tandil, que no están relevados ni custodiados, al menos de forma electrónica. Hay que tener cámaras en el peaje y en otros accesos y poder acceder de forma remota en tiempo real, hoy eso no es complicado. Si bien podés entrar o salir por otros lugares es medianamente acotado el tema. No es tan difícil cerrar la ciudad ante un hecho delictivo para evitar que se escapen o hacerlo más difícil, pero para eso hace falta medios humanos y tecnológicos.

-¿Por qué recomienda medidas activas de protección que involucran a los propios vecinos?

-Porque la gente no piensa en esas cosas, se relaja y ahí se vuelve muy vulnerable. Tiene sistemas de seguridad pero no se comporta de la manera adecuada, siguiendo el protocolo. En los secuestros virtuales se abatata y les da datos a los delincuentes. Nosotros entregamos a los clientes corporativos un manual pero estoy seguro de que muchos ni lo leen. Hay que seguir una rutina inflexible con el tema de la seguridad, uno debe ser parte del sistema de seguridad, no basta con la tecnología. La alarma, por ejemplo, sirve en zonas donde la policía puede llegar rápido, pero en las afueras los ladrones les toman el tiempo, golpean una ventana para que se active, se esconden y observan el tiempo de respuesta. Entonces ya saben cuántos minutos tienen para robar.

-A nosotros nos preocupa la inseguridad pero sigue viniendo gente que se muda escapando de ese fenómeno.

-En las grandes ciudades es tremendo y conozco varios casos. En estos días estuve con un señor al que asaltaron tres veces, le pegaron dos tiros en las piernas y le mataron a un colaborador. Se está mudando a Tandil porque la situación que viven en Capital Federal es dramática.

-¿La droga influye en los robos a comercios donde evidentemente solo buscan dinero?

-La droga es muy preocupante, se consume demasiado en Tandil y está relacionada con el delito violento como el que decís, es un factor preponderante.

-¿Las medidas de protección que recomiendan incluyen comprar armas?

-Jamás, pero lamentablemente la gente lo está haciendo. Yo no lo recomiendo bajo ningún punto de vista, hay que ser psicológicamente muy estable para tener un arma. Es como un tercer testículo y la gente que no es muy centrada reacciona mal y tenés discusiones de tránsito que terminan a los tiros, o padres que han perdido un hijo por un accidente manipulando un arma en la casa.

-¿Y si fallan las medidas de seguridad y el delincuente entra a la casa?

-Hay que darle todo lo que uno tenga en la billetera, el cambio. Seguro se va a poner violento y pedirá más, entonces lo mejor es tener dos mil pesos en la casa, escondidos, y marcarle al ladrón -si se pone agresivo- el lugar donde está la plata. Con eso es muy probable que el tipo se vaya porque si fue a robar para comprar droga y no hay plata, es esperable que se ponga muy violento.

-¿El poder político está a la altura de la circunstancia?

-Me consta que están trabajando en el tema, pero como los recursos son limitados se enfocan en lo más grave. También hay que poner el foco en los circuitos del crimen, porque si hay un televisor robado es porque alguien lo compra. No hay los debidos controles en el circuito de compra y venta, las casas de ese rubro han florecido. Habría que tener control de ingreso y egreso y controlarlo de cerca; es un tema que hoy se está escapando.

-También mira la sociedad con desconfianza a las fuerzas de seguridad.

-Mirá, es cierto que hay policías corruptos, como en todos los ámbitos de la vida, pero hay muchos que están comprometidos con la sociedad y por eso también hay que hacer las denuncias. Muchas no se hacen y entonces no es posible presionar más arriba para que lleguen recursos ni elaborar políticas apropiadas.

 

 

 

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