Sociedad

¿Cuándo se fue todo al carajo?

07/07/2015

La célebre pregunta que Vargas Llosa formuló acerca del Perú en su novela “Conversaciones en la Catedral” bien puede aplicarse a la parábola que describe la crisis terminal de Radio Tandil. Este miércoles el personal, colegas y oyentes de LU22 se movilizarán en la puerta de la radio. La firma adeuda dos meses de sueldos y aguinaldo. Hay preocupación por la continuidad de las fuentes laborales.

Cuarenta y cinco años de historia, más de treinta con el monopolio exclusivo en el rubro, y una caída en cámara lenta al fondo del abismo menos deseado. La primera AM de la ciudad se desbarranca por el túnel del tiempo escribiendo la crónica de un final temido, aunque su historia –siempre al borde del realismo mágico- aún permite abrir un paréntesis de esperanza para que el duro trance de estas horas no termine como concluyeron otras empresas de neta raigambre local, que parecían indestructibles, en medio de la perplejidad de los vecinos. Todavía queda un resto de ilusión para suponer que un futuro mejor le aguarda a LU22, con o sin sus actuales autoridades. El fin biológico pero también financiero de la Era Juancho produjo la hecatombe final, de allí que, se supone, algo nuevo habrá de ocurrir en el corto plazo.

¿Cuándo comenzó la mala hora? Hace unos cuantos años, pero mientras estuvo vivo Juan Vicente Martínez Belza, el hombre que comandó empresarialmente la segunda etapa en la existencia de Radio Tandil –desde los 80 hasta la actualidad-, el derrumbe era perceptible pero sin llegar a señales extremas. Hace tiempo, en una de sus crisis más severas, el personal bloqueó el remate de la planta transmisora, cuando LU22 ya había empezado a revelar síntomas inequívocos de ahogo financiero. Se cree que una monumental deuda del derrumbado Banco del Fuerte –creación de Belza- transferida a la radio es lo que produjo buena parte del descalabro en sus finanzas. A esto se le debe sumar un pésimo manejo comercial  de lo que significa un medio de comunicación, una compleja situación entre sus accionistas, mayores y menores, un agujero negro en las cargas sociales de los empleados y juicios por doquier que prácticamente han dejado a la empresa al borde del abismo.

Durante todo el martes los periodistas y locutores de la emisora realizaron una “Radio Abierta”, suerte de catarsis oral que amenizó la espera para lo que sucederá en el mediodía de este miércoles: la primera manifestación pública contra la patronal, de la mano del sindicato de prensa, los colegas que ya anunciaron la solidaridad con los empleados y los oyentes convocados desde los micrófonos de la misma emisora. La escena tiene un sesgo hiperrealista: pareciera que nadie de los responsables de la radio estuviera en estas horas presente en el viejo edificio de calle Rodríguez al 700 mientras los periodistas, operadores y locutores le hablan a la audiencia como si lo estuvieran haciendo desde la cubierta de un barco que se hunde, pero esperando una señal salvadora. Trascendió que dos empresarios, uno de ellos político y mutualista, estaría interesado en hacerse cargo de Radio Tandil en su hora más complicada, pero al cierre de este despacho no había más novedades que los rumores de siempre. Mientras tanto los empleados llevan los meses de mayo, junio y el aguinaldo sin cobrar y el administrador Miguel Pablo, hombre que tomó completamente las riendas de la radio tras la muerte de Martínez Belza, declaró que la empresa no tenía fondos porque las cuentas le habían sido bloquedas.

En medio de semejante panorama, el personal puso el aire una Radio Abierta en continuado durante todo el día, donde no faltaron testimonios de un realismo tan crudo como inefable: habló por ejemplo una ex vendedora de publicidad donde cargó las tintas sobre el empresario difunto: “No quiero hablar mal de Juancho porque está muerto, pero esto se veía venir… Se manejó muy mal, con poca claridad, lamentablemente”, contó. A lo que el locutor Alberto Guillén respondió: “Es cierto, las ventas en una radio son algo muy sensible, y no se puede manejar las finanzas de una radio como si fuera un kiosco, con todo respeto por los kiosqueros….”, deslizó. En tanto José María Guimet, el hombre que está presente desde el minuto cero en la radio, expresó su “amargura” por lo que está viviendo la empresa a la par que desde Twitter el periodista Marcelo Bettini prefirió llamarse a silencio antes de escribir alguna opinión inconveniente debido al estado anímico por el que atraviesa luego de contar que “hace 14 años que trabajo en negro en la radio cobrando tarde, poco y mal”.

Este miércoles a las 12 del mediodía la llamada Radio Madre vivirá una experiencia inédita: sus oyentes, el personal y seguramente muchos periodistas colegas se manifestarán en la puerta de la emisora a fin de que la empresa cumpla sus compromisos abonando los salarios caídos y asegurando la continuidad de las fuentes de trabajo, uno de los temas que más preocupa al personal de LU22.

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