Cultura

Fisión: Por el buen camino

01/07/2015

Nuevas grabaciones y mucha ruta. En estos seis meses, hicieron nada menos que 50 shows. Peripecias de cinco tandilenses que quieren vivir de la música.

 

NOTA PUBLICADA EN EL SEMANARIO EL DIARIO DE TANDIL DEL SÁBADO 27 DE JUNIO DE 2015

 

 

Decir que Fisión es la banda tandilense con más proyección, es repetirse. El quinteto que, con sus transformaciones, ya cumplió 10 años suma kilómetros cada fin de semana, llevando su música por todos lados. En Capital y La Costa son habitúes, y se animaron a recorrer otros caminos, como el noroeste argentino, Entre Ríos y Santa Fe. Y el camino, justamente, fue el hilo conductor de la charla que tuvieron con ElDiariodeTandil.

La excusa para juntarnos fue su último recorrido porteño, donde les surgió la oportunidad de grabar dos temas en Estudio Urbano, nuevamente bajo la producción de El Chávez (Gustavo Cordera, No Te Va Gustar) con quien trabajaron en su disco “Bicharraco”. Allí dejaron registrado “Marcito”, tema que ya muchos corean en su shows pero que no había tenido aun el registro que merecía. “Quisimos regalarle a la gente que nos sigue una nueva versión”, aclaró Ignacio Osa, fundador, cantante y ahora bajista de Fisión. Sentado a su lado estuvo su coequiper eterno, Juan Pablo Sparo, y Mark Pérez Rivero, el más nuevito, que como buen batero participó lo justo y necesario. Mientras tanto, José Osa cebaba mate y metía sus bocadillos. Faltó, con aviso, el tecladista Juani Gorostidi.

 

POR ESO HOY HE VENIDO

El camino se hace ruta, cada jueves o viernes, volviendo el lunes. En lo que va de 2015, cumplieron 50 shows, un promedio de dos presentaciones semanales. “Cada uno hace sus actividades personales, cada vez que llega el fin de semana lo que tenemos ganas de hacer es salir a tocar”, remarca José, explicando como se bancan este trajín, esta especie de Bruno Díaz / Batman que los obliga el estar haciéndose un nombre. “Me encantaría no trabajar de lunes a viernes en otra cosa que no sea la música. Fisión no deja la música nunca, hay ensayos, producciones, cuestiones de organización, buscamos fechas. Si uno se libera de otras cosas, hace mejor música. Uno es feliz cuando está tocando, cuando estoy haciendo otra cosa para ganarme el pan, no lo hago con pasión”, afirma Juampi.

“Hay buena predisposición de todos para viajar en cuanto sale algo copado. Si es un martes, pediremos algún permiso. Si hay varias fechas en la semana, algo tenemos que resignar”, describe por su lado José.

El objetivo, es claro: vivir de su arte. Nacho suma que “Nos dimos cuenta que funciona, si no fuese así seriamos unos sacados que están arriba del auto un montón de tiempo. Hay mucha respuesta y eso nos motiva. Estamos seguros de lo que hacemos. Antes quizás teníamos que hacer más pelotudeces para complementar lo que no podíamos dar con la música”

Esa seguridad los hizo perder el miedo a lo desconocido, y llegar a lugares donde aun no los conocen. Como cuando encararon para el norte o Rosario, donde fueron recibidos por apenas 10 personas pero se sabían todos los temas.

Porque los chicos, de tanto andar y darle manija a la web, fueron ganando fans por doquier. “Volvés a un lugar y está el mismo tipo con cuatro amigos, así se va sumando gente”, dice José, mate en mano. “Vemos el resultado en el cariño que recibimos”, aseguran todos.

 

CUANDO PA´ LA SIERRA ME VOY

Al mismo tiempo que les empezó a ir bien en otros pagos, les costaba jugar de local. Hasta que un recital en Cabaña Beach marcó un antes y un después. “Lo que pasó en diciembre fue el quiebre. Se dio con el cambio de generación, los pibes no tienen prejuicios con nosotros ni los tenemos con ellos, eso es hermoso. Se da una relación muy cariñosa”, afirma Nacho. Y pasó a suceder que la pibada se conoce las canciones y corea de principio a fin en cada show: “Escuchar eso es alimento espiritual”.

Y hablando de los más chicos, los que más los siguen, confiesan que “tenemos una relación muy fluida con los pibes que nos escuchan y tienen bandas. Los consejos se los damos en persona cuando nos vienen a preguntar, nos encanta. Somos los primeros en dar una mano”. Y la relación también se fue afianzando con los colegas locales: “Le hemos enseñado a colegas como hacer con los derechos de autor en SADAIC. Nos juntamos a jugar al fútbol con otras bandas. En esas reuniones charlamos constantemente, nos nutrimos tanto nosotros como ellos, nadie tiene el manual de cómo se hacer las cosas”

De tanta recorrida, pueden comparar y decir que “no hemos visto otra ciudad, ni siquiera Buenos Aires, con tantos chicos caminando con una guitarra al hombro como en Tandil. Es muy rico, tenés de todo. Metal, pop, folclore, cumbia, rock de todo tipo, bandas fiesteras, swing, tango. Hay una diversidad hermosa”

Más allá del amor que sienten por su tierra, como toda banda del interior saben que ser de acá tiene sus contras, Dios está en todos lados pero atiende en Buenos Aires. “Vivir en Tandil no nos complica, pero los que están allá la tienen más fácil. Tarde o temprano hay que ir a Buenos Aires. Lo ves en Aristimuño, El Plan de la Mariposa, Jeites, Científicos del Palo, Eruca Sativa. No se cuanto tiempo hay que estar, pero hay que ir.”, no duda en decir en Juampi.

Llevando el análisis un poco más lejos, Nacho añade que “hay cierta injusticia con el lugar donde vos naces, para todo. Desde para tener que operarte por algo que no se puede acá o algo más pavo como conseguir un repuesto. En el interior hay un talento de la puta madre que nadie lo va a conocer por no haber nacido en Buenos Aires”

“Estuvimos hablando de mudarnos, pero tienen que darse muchas cosas. Nos tenemos que sentir preparados para el desarraigo”, completan entre todos.

 

¿CUÁNTO TIEMPO MÁS?

Hacer durar una banda 10 años, no es tarea fácil. De la primera camada quedan Juampi y Nacho. “Tuvimos muchas pálidas, muchos momentos de crisis, de seguir o no seguir”, dice Sparo, pero Osa aclara rápidamente que “con Juampi siempre supimos que íbamos a seguir, de una manera u otra. Nunca se nos cruzo por la cabeza dejar de tocar juntos”

En 2012, se dio uno los puntos de inflexión, hasta que se agregó José como músico estable (con Agustín Román en la bata). “Hubo una especie de restructuración, surgió la idea de seguir Fisión con lo que había. Ese fue el momento más difícil, a los leones viejos los veía angustiados, pero salimos todos”, recuerda José.

Hace poquito, en octubre pasado, Mark pasó a ser el batero titular y la formación volvió a ser estable.

Sin casi bajarse del auto que lleva el carrito con los instrumentos atrás, anunciaron que la próxima fecha en la ciudad será el 24 de julio en La Pacha, con los patagónicos Falsa Cubana y La Willington de Mar del Plata.

 

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