Cultura

Sin Brothers, de acá a Dinamarca

28/05/2015

El grupo de swing formado en nuestra ciudad acaba de volver de una gira que los llevó por Dinamarca y España. Tras el viaje lleno de anécdotas, nos contaron como les fue en el viejo continente y como viajar te cambia la cabeza.

 

NOTA PUBLICADA EN EL SEMANARIO EL DIARIO DE TANDIL DEL SÁBADO 23 DE MAYO

 

Lucas Corsi, Franco Sachetto y Cuba Domínguez, los Sin Brothers, ya se hicieron muy conocidos por estos pagos a base de trabajo y talento. Con sus instrumentos a cuestas, repartieron country, swing y otros ritmos, por los bares y restaurantes tandilenses, siempre ataviados con la indumentaria de época que los caracteriza.

Tanto caminar los llevó bastante lejos. Los muchachos terminaron pegando una gira nada menos que por Europa, haciendo base en Dinamarca.

En diálogo con ElDiariodeTandil, Lucas explicó que “el viaje comienza por los bailarines Mariel Gastiarena y Manuel Bicain, que viajan mucho a Europa haciendo Workshops y yendo festivales. Cuando vinieron por segunda vez a Tandil, cuando tocamos con La Familia De Ukeleles, surgió la idea del viaje y ellos hicieron el contacto”. Fue así de simple, mandaron el demo, arreglaron los detalles del viaje y para allá volaron.

El objetivo principal por el que fueron convocados, tuvo que ver con la participación en el festival The Ugly Duckling 2015. Franco, detalló que “primero llegamos a la capital de Dinamarca, Copenhague, tuvimos unos trabajos ahí y nos fuimos al festival en Odense. Había bailarines de todo el mundo, era algo destinado más que nada a principiantes, de hecho tuvimos tocar más lento y cambiar el repertorio, pero estuvo buenísimo. En la fiesta de cierre tocamos con una banda de Alemania y terminamos tocando en sexteto con todos los profes bailando”. Mientras, Lucas agrega que Odense “Es una ciudad al toque de Copenhague pero chica, la organizadora flipó con la cuestión de swing y de pronto consiguió sponsors, comida, fotógrafos, hoteles. Éramos como swingstars”.

Sabiendo que su estadía europea iba a durar casi un mes y el hotel por el festival lo tenían unos cuatro días, la cuestión fue conseguir donde parar: “Tuvimos mucha suerte. Ni bien llegamos paramos unos días en la casa de unos bailarines, después pasamos a lo de otro bailarín que nos aceptó muy amablemente, nos dejaba la llave y se iba. De pronto nos quedamos sin hogar, fuimos a conocer Cristiania, que es como un barrio que no pertenece a la Unión Europea, no hay policías, todo se maneja con la gente de ahí, es autogestionado. Ahí apareció una mujer muy bella que se llama Niní, que nos vio tocando e hicimos el contacto. Cuando se nos venció el hospedaje le mandamos un mensaje pidiéndole parar unos días en la casa y nos dijo que si”.

 

POR LAS CALLES DE EUROPA

 

Además de participar en el festival de swing, los chicos tuvieron que rebuscársela. “Después del festival volvimos a Copenhague, donde salieron trabajos para cierres de clases y cosas así. Se corrió la bola y nos llamaban de una escuela a otra. Cuando terminó eso empezamos a trabajar en la peatonal, lo cual fue muy bien recibido. Luego nos fuimos unos días a Barcelona, allá estaba el groso de Javier Lester, un actor tandilense que es un genio, y paramos en su casa. El problema siempre es el hospedaje, pero estuvimos 25 días sin pagar hotel. Salimos a la calle con Javi, hicimos un número en conjunto, nosotros tocábamos y él hacia su magia. Paseamos un poco también, pero nunca dejamos de trabajar”

Y hablando del arte callejero por aquellos pagos, Franco dice que “se ve tanto en Barcelona como en los países nórdicos, pero es diferente. En el caso de Copenhague está tupida la calle de artistas, había un problemita y teníamos que ponerle el pecho, ponerse firme a tocar. Barcelona es mucho más grande y hay muchos mas lugares para tocar, pero hay algunos problemas con la policía”

En España no tuvieron problema, pero fue en Dinamarca donde se dio el cruce con un rumano que se puso áspero: “En Copenhague podes trabajar a partir de las 5 de la tarde, hay artistas de todos lados y el que llega primero agarra el point. Era el último día en la ciudad y teníamos que laburar fuerte. Había un lugar especifico donde se laburaba bien, entonces fuimos temprano y esperamos hasta las 5. Apareció un tipo con un carrito, piano, sillita y baflecito, muy pancho se armó su circo a cinco metros nuestro. Fuimos a decirle que este era nuestro spot porque llegamos más temprano, de manera amable pero firme. Y el tipo me dice “tranquilo, argentino”. Para no crear una situación tensa, nos alejamos un poco y terminamos sacándole todo el público al tipo”.

 

“NOS CAYÓ LA FICHA”

 

“Todo lo que queremos hacer lo estamos logrando trabajando”, aseguran. Y esto llevó a un recuerdo de otras notas, donde se había puesto como meta tocar a fin de año nada menos que en La Trastienda, groso reducto de Capital Federal, pero la cosa cambió. “Ya no perseguimos eso. Estamos tan en el día a día que lo de fin de año no se habló más. Nos cayó la ficha para trabajar de otra manera, lo otro son cosas que llegan solas. No nos interesa esa lucha de escalar para llegar a un lugar como La Trastienda. Hay otra movida aparte que está buenísima y nada te garantiza nada, hoy prefiero estar viajando y tocando en otros lados”.

Mientras planean un viaje, van armando cosas en Tandil. Hoy, sábado, tocan en el Casino con entrada libre y volverán pronto al mismo lugar. Además, están trabajando en una fiesta de swing con bailarines de Buenos Aires para hacerla pronto. Por el momento van a descansar un poco de su ruta habitual de restaurantes y bares, mientras preparan el disco junto a Martín Van, el cual estaría listo antes de fin de año.

 

TURBULENCIAS PUNK

 

Todo viaje que valga la pena, está lleno de anécdotas. Una que les pasó a los Sin Brothers fue cuando cerraban este capítulo europeo, en la vuelta, cuando se cruzaron compartieron traslado con Die Toten Hosen, mítica banda de punk alemana.

“Volvimos en el mismo avión, ellos estaban en primera clase pero nos mezclábamos. Venían con muchos fans, unas 80 personas. Campino (el cantante), la mejor, re sencillo, nos tomamos un par de copas en el avión. Hasta nos dio el teléfono del manager para ir al show. Estaba bueno porque cuando había turbulencias en el aire, eran turbulencias punk” 

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