Sociedad

Movistar: un reclamo que terminó con la policía

02/05/2015

La historia de un reclamo en un agente oficial de la empresa de telefonía celular, que concluyó sin solución y con varios oficiales invitándome amablemente a retirarme. VIDEO

Hace unos meses, me decidí por renovar mi teléfono celular y, como supuestamente corresponde, me dirigí a uno de los agentes oficiales de Movistar en nuestra ciudad. Así fui hasta Mitre 673, local de Celulares Tandil, que muestra el logo de la mencionada empresa por todos lados.

Ese aparato, duró muy poco tiempo funcionando. Al cabo de un mes aproximadamente, la pantalla se volvió loca, no respondiendo a ninguna de las órdenes que mis dedos inútilmente le daban. Lo llevé al mismo lugar donde lo adquirí, donde me dijeron muy sueltos de cuerpo que “si, vinieron algunos fallados de fábrica”, y lo enviaron a Buenos Aires (o a donde sea) para que lo arreglen y en 21 días lo tendría de nuevo. A regañadientes lo dejé, sabiendo que ese lapso de tiempo sin teléfono en este tipo de laburo, se vuelve eterno. Las tres semanas pasaron, el celular no aparecía. Luego de una serie de reclamos y amenazas con escraches, lo que tuvieron cinco semanas para resolver, lo solucionaron en una hora, aceptando que no tenía arreglo e incluso que no había más de ese modelo en stock. En definitiva, y sin hacerla larga porque la historia de esta nota es otra, me dieron otro similar.

Ahora, el nuevo aparato sufrió algo parecido, con la pantalla táctil llena de rayitas y volviéndose inservible. Conociendo el procedimiento, que no estaba dispuesto a volverme a aguantar, fui con otra idea en la cabeza: no me iba a ir de ahí sin un teléfono nuevo.

Entré y cuando fui mi turno le expuse mi situación a Agustín, el muchacho de camisa blanca con la M en el pecho que me atendió. Le respuesta fue casi robótica la cual repitió cuando prendí la cámara para grabarlo, aunque esa vez con todo socarrón y haciéndose el canchero: “Acá no te lo podemos tomar, porque somos punto de venta. Lo único que podemos hacer es mandarlo a reparación, va a tardar 21 días aproximadamente. Y Movistar de Buenos Aires o Mar del Plata va a decidir si te da uno nuevo o lo repara”.

Ante eso, que ya estaba harto de escucharlo. Le dije claramente que no me iba de ahí sin un teléfono nuevo. “Entonces voy a llamar a la policía”, retrucó el pibe. Genial, total, ¿Por qué me iban a meter preso?, ¿por reclamar lo que corresponde?

La amenaza se repitió luego de preguntarle si me iba a dejar encerrado mientras le ponía llave a la puerta porque se terminaba el horario de atención. “Si tenés ganas…”, me dijo, agregando un “ahora te vienen a buscar, quedate tranquilo”, haciendo referencia a las fuerzas de la ley. Todo mientras saludaba y hacia gestitos a la cámara.

Al rato, con el local cerrado, aparecieron otros “responsables” de este agente oficial.

Un tal Fernando, me repitió la perorata esa que no hay servicio técnico en Tandil, que lo más cercano es Mar del Plata. Para tener un buen servicio, por lo visto, hay que mudarse de la ciudad. Este muchacho de lentes solo agregó que me podían prestar un equipo mientras tanto, en un acto de generosidad tremendo.

Después, la cosa se puso más entretenida, apareció la policía. Yo ya estaba bastante sacado, es cierto, pero creo que no es para menos.

La gente de Celulares Tandil les explicó su punto de vista, como funciona el horrendo sistema de reparaciones y reclamos, este de los 21 días por lo menos y que ellos no eran responsables de nada, solo se dedicaban a vender teléfonos. Y me detengo en este punto. Como dije varias veces durante la trifulca, no se entiende como no tienen ninguna responsabilidad si por todos lados se ven logos de Movistar y dicen ser “agentes oficiales”. Si el teléfono viene fallado es culpa del fabricante, si hay problemas con la línea es de la empresa, y si hay que arreglar algo lo más cerca es Mar del Plata. Patético.

A todo esto, en ningún momento, eso que ya había pasado quizás hora y media, nadie intentó aunque sea comunicarse con Movistar, lo que habla de la pésima predisposición.

Los oficiales de policía, que hay que decir que se portaron de un modo súper amable con todo el mundo, me terminaron dando la razón. Es que todos los ciudadanos, en algún momento, insultamos a la compañías telefónicas, esclavos de un servicio paupérrimo.

La discusión se transformó en un loop. Ellos con su explicación berreta y yo con mi terquedad. Al rato, ya todos cansados y con hambre, los azules me explicaron (por enésima vez, no quería entrar en razón) que más allá de la verdad de mi reclamo, esa era una propiedad privada, me tenía que retirar. Yo les dije que no tenía drama de ir preso si era necesario, a lo que uno de los policías me respondió con una sonrisa sabiendo que no había lugar para ninguna detención.

En definitiva, me fui con el mismo teléfono roto que llevé, escoltado por la ley y con una amargura tremenda, por decirlo del modo más fino posible.

Si uno se atrasa un día con el pago de la factura, te cortan el servicio, pero a ellos hay que esperarlos lo que se le cante para que te arreglen un aparato que estás pagando con esfuerzo. Es para remarcar la pésima atención, donde nunca ni siquiera me miraron el teléfono en cuestión y hasta reconocieron, como se ve en el video, que el *611 de atención al cliente no sirve para nada.

Ahora, estoy en una especie de llamada en espera, pensando en volver por una solución pero sabiendo que difícilmente la obtenga. La historia de cuando reclamar por un derecho se vuelve tragicómica.

 

VIDEO:

 

https://www.youtube.com/watch?v=VwsuRIM82jY

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