Sociedad

La gran estafa

01/04/2015

Nota de tapa de la ultima edición del semanario ElDiariodeTandil. "La gran estafa" cuenta la historia de un grupo de obreros que soñaban con llegar a tener la casa propia.

La historia de un grupo de vecinos que aspiraba a cumplir el sueño de la casa propia. Anhelo largamente demorado por los vaivenes de un país cambiante y finalmente truncado por un Sindicato que traicionó la confianza de los trabajadores.

Podemos comenzar los acontecimientos en el transcurso del año 1973, cuando el Estado lanza una línea de crédito blando para la construcción de barrios destinados a obreros y empleados. Es así que durante el gobierno de Cámpora se enmarca el Plan de Viviendas "17 de Octubre" (luego denominado "25 de Mayo"), que tenía por objetivo promover la construcción de viviendas sociales a través de entidades intermedias (cooperativas, sociedades de fomento, municipios, sindicatos, etc.). Estos proyectos se instrumentaron mediante el otorgamiento de créditos de organismos oficiales nacionales (Banco Hipotecario Nacional e Instituto Nacional de la Vivienda) a entidades intermedias, mayormente sindicatos y cooperativas. En tal inteligencia, se construyeron en Tandil los barrios Falucho I y II, por citar algún ejemplo.

Aprovechando la coyuntura, el Sindicato de Luz y Fuerza de Mercedes (BA) a través de su Secretaría de Viviendas promovió la construcción de barrios en diferentes lugares de la provincia. En Tandil, desde fines de 1973 y comienzos de 1974, las gestiones se hicieron mediante los entonces integrantes de la Comisión Directiva, quienes se encargaron de difundir la propuesta entre los afiliados de la Seccional, en la plena seguridad que se reuniría la cantidad de interesados suficientes para justificar la iniciativa, principalmente entre sus compañeros de trabajo de la Usina Popular y Municipal de Tandil.

De esta manera, un grupo de trabajadores de la Usina creyó ver un camino posible. Fue así que se logró conformar un grupo de 56 aspirantes, la mayoría de ellos compañeros y amigos del rubro eléctrico.

Tras una intensa búsqueda en el mercado inmobiliario, se logra ubicar una finca que reunía las características apropiadas a tal fin, y con fecha 27-02-1974, el Sindicato de Luz y Fuerza de Mercedes representado por Anastasio Ciriaco Giménez, Héctor Fuentes y Luis R. de Juanini, firman un Boleto de compra condicional del inmueble identificado catastralmente como: Circunscripción I, Sección D, Chacra 86, Manzana 86 c. “La manzana estaba ubicada entre las calles Ugalde, Actis, Darragueira y Las Malvinas”, comentó Carlos Scolz, uno de los 56 interesados.

El desembolso en primera instancia fue realizado por el Sindicato, pero se acordó un plan de pago que fue respetado a rajatabla por los operarios, “se dividió el precio del terreno, y los gastos administrativos, entre los 56 interesados y lo comenzamos a pagar religiosamente”, recuerda.

Comienzan los problemas

En el año 1976 el Sindicato de Luz y Fuerza de Mercedes (b) Seccional Tandil, representado por José Luis Russo, Ernesto Héctor Fuentes y Néstor Raúl Monetti, celebra un contrato con el Ingeniero Ignacio Diez, por el cual éste se obliga a la construcción de las cincuenta y seis casas.

Sin embargo, con la iniciativa en trámite, todo quedó trunco tras el golpe de estado del 24 de marzo de 1976. El panorama político y económico dio un vuelco abrupto y la dictadura canceló la operatoria de créditos "17 de octubre", con lo cual se paralizó el proyecto de construcción.

Al año siguiente se realizó una reunión entre los propietarios de cada parcela, la misma se llevó a cabo en la sede de la seccional Tandil del Sindicato. “Mediante votación unánime se resolvió quedar a la espera de nuevas líneas crediticias o planes de viviendas” que posibilitaran la construcción del anhelado barrio. Las “botas” no durarían para siempre.

Pasaron 7 años de un sangriento golpe de estado que no solo instauró el terror, sino que endeudó al país en números estratosféricos. Las distintas posibilidades fueron  frustrándose una tras otra. De todos modos, los dirigentes de la Seccional Tandil nunca cejaron en sus esfuerzos por concretar la construcción del Barrio y realizaron diversas gestiones con la Sede Central del Sindicato.

El regreso de la democracia trajo esperanzas pero las gestiones de los obreros y el sindicato no daban con el crédito buscado.

Durante el gobierno de Menem surgió una nueva posibilidad, el expediente comienza a circular y es así que se confeccionó un proyecto del plano de mensura y subdivisión de la manzana. A principios del 2000 se realizó el sorteo de las parcelas, mientras que los dirigentes locales pusieron a disposición un contrato de construcción debían presentar ante el Banco de la Provincia de Buenos Aires.

El manifiesto avance de las gestiones permitía vislumbrar, finalmente, el alcance inminente del tan ansiado objetivo. A mediados del año 2001 se constituyó el Consorcio de Propietarios del Barrio de Luz y Fuerza de la ciudad de Tandil. “Los Sres. Mosser y Fauret en carácter de apoderados del Sindicato firmaron el correspondiente Reglamento de Copropiedad y Administración ante el Escribano Nicolás José Pizzorno, entregándonos una copia de la escritura”. Esa fue la última noticia que tuvieron los trabajadores sobre el barrio de Luz y Fuerza.

El Silencio de Luz y Fuerza

Otra vez una crisis institucional y política del país puso en jaque al proyecto, los acontecimientos de fines del 2001 con la presidencia de De la Rúa, el corralito y la grave crisis financiera sepultarían por siempre al barrio de los trabajadores.

“Hasta esta fecha el Sindicato siempre nos mantuvo informados y siempre se ocupó de gestionar y procurar por todos los medios la obtención de un crédito para la construcción del barrio. Sin embargo, a partir de allí nunca más tuvimos respuestas ni noticias del Sindicato. Luego todo fue silencio y evasivas”, remarca el ex operario de la Usina.

Como puede apreciarse a lo largo del relato, la construcción del barrio fue gestionada en diversos momentos, conforme a la posibilidad de obtención de un crédito, por espacio de más de 30 años. Período durante el cual ni el Sindicato, ni los propietarios legítimos de la tierra, cejaron en su esfuerzo. “Nunca resignamos nuestros deseos e intenciones de contar con una vivienda propia. Jamás claudicamos”, ni siquiera en el presente con la estafa consumada.

La estafa

Ante la alarmante falta de respuestas por parte de la central de trabajadores, un grupo de los 56 dueños de la tierra inicia acciones legales para conocer el estado de situación de la parcela. En el año 2008 comienzan las cartas documentos y recién en el trascurso del 2011 llega la confirmación de que el Sindicato había vendido las tierras, las cuales siempre estuvieron a su nombre.

Hoy en día se puede observar la manzana con la reciente construcción de unos depósitos y el cartel de vende colocado por varias inmobiliarias locales.

“Analizando la descripción de los hechos, sostenemos que entre los trabajadores y el Sindicato hubo un contrato de fideicomiso inmobiliario, aún cuando nadie lo llamara de ese modo ni por entonces supiéramos qué era un fideicomiso. Debemos recordar que los hechos constitutivos de ese negocio fiduciario tuvieron lugar en 1974, mucho antes de la promulgación de la ley 24.441”, explica Oscar Vannoni, quien representa a 33 de los operarios estafados.

“Pasó mucho tiempo, pero la justicia ya tiene a su disposición una gran cantidad de material probatorio. En el trascurso de 35 años se presentaron un montón de carpetas, se aprobaron los planos, se pudieron colocar los servicios y hasta nos reunimos para crear un consorcio con la presencia del sindicato. El terreno nunca estuvo a nuestro nombre, pero lo pagamos y esta constado por los recibos y depósitos que realizamos a tal fin”, comenta Scolz, quien tilda a los popes del sindicato como “verdaderos estafadores”.

“No hay un papel que diga que este terreno era de los trabajadores, pero hay un gran número de documentos que lo comprueban. Mucha documentación lo avala”, sostuvo Vannoni ante el micrófono de ElDiariodeTandil.

El abogado, más cauto que Scolz, sostiene que “no puedo asegurar que hubo mala fé. Pasó mucho tiempo y las autoridades fueron cambiando”, pese a esto también cree que “todo el mundo dentro del Sindicato sabía para que se compró el terreno y cual era la finalidad, mas sabiendo que incluso estaba subdividido en parcelas”.

Consultado Scolz por la dilación del entuerto, responde que “siempre tuvimos la esperanza de que íbamos a lograr el barrio y creo que en un primer momento el Sindicato estaba en la misma sintonía, pero el tiempo fue pasando, muchos nos fuimos de la Usina, algunos compañeros fallecieron en el medio tras el paso de los años y hubo alguien que se aprovechó de la situación. Cuando empezamos a reclamar judicialmente en el año 2008 éramos cuatro gatos locos, pero de a poco nos fuimos juntando, en algunos casos con los descendientes de mis ex compañeros quienes tienen el derecho de reclamar lo que les corresponde”.

La causa en marcha

Las presentaciones judiciales devinieron en un juicio que ya se encuentra en marcha bajo la órbita del juez José Zarate. El próximo 6 de abril habrá una nueva conciliación en donde las partes podrían acercar posiciones.

“El sindicato niega que los trabajadores hayan pagado los terrenos, pese a que ya presentamos todo el material probatorio. En la propia sede del sindicato (ubicada en Montevideo N°1146 de nuestra ciudad) había documentos y actas que confirman lo que dicen los trabajadores”, tras un pedido del letrado el juzgado secuestró la documentación y ya se encuentra en poder del magistrado.

De los 56 titulares, 33 están llevando adelante la causa, “algunos tienen miedo de ir contra un sindicato, pero nosotros no. Estamos reclamando lo que nos corresponde”, afirma tajantemente. Scolz evitó referirse a las autoridades locales del sindicato, pero apuntó directamente a Mercedes donde se encuentra la casa central de Luz y Fuerza.

La historia ya lleva más de 40 años, una vida. 33 vecinos luchan por recuperar lo que creen les corresponde. La justicia tendrá la última palabra.

Los 56 vecinos “estafados” por Luz y Fuerza:

1.-ARCE, Carlos Alberto;

2.-AMEZCUA, María Rosario;

3.-ARESQUETA, Juan;

4.-BONADEO, Jorge Rubén;

5.-BONADEO, Juan Alberto;

6.-CALVO, Juan Carlos;

7.-CAAMAÑO, Pedro Teodoro;

8.-CAYOLO, Carlos Alberto;

9.-CAYOLO, Delia Esther;

10.-CAYOLO, Rafael Enrique;

11.-CARRASCO, Norberto Gerónimo;

12.-CESTONA, Roberto Felipe;

13.-COTTINI, Miguel;

14.-CHATELAIN, Dionisio Esteban;

15.-DE LA VEGA, Carlos Roddi;

16.-DURSO, Carlos Mario;

17.-ESPELET, Héctor Jorge;

18.-ESPELET, Ricardo Rubén;

19.-FERRERAS, Ricardo Alberto;

20.-FERRAGINE, Hugo Modesto;

21.-FUENTES, Héctor Ernesto;

22.-FUENTES, Eduardo;

23.-GIACONI, Aníbal Eduardo;

24.-GIACONI, Guillermo;

25.-GIACONI, Luis Dante;

26.-GEREZ, Oscar Adolfo;

27.-GEREZ, Luis Alberto;

28.-GIRELLI, Rodolfo Rafael;

29.-GIAMBERARDINO, Héctor Omar;

30.-GRONDONA, Luis Carlos;

31.-GRONDONA, Juan Domingo;

32.-GIANA, Arnaldo;

33.-GIMENEZ, Eduardo;

34.-GOROSITO, Francisco Felipe;

35.-GUILLEN, Domingo Agustín;

36.-KEEGAN, Héctor Federico;

37.-KRUGER, Roberto Enrique;

38.-MONGE, Rubén Oscar;

39.-DECAUX de PAYO, Alicia Laura;

40.-PLANELLA, Oscar Emilio;

41.-PLANELLA, Oscar Alfredo;

42.-RAMOS, Mario;

43.-RUSSO, Eduardo Oscar;

44.-RUSSO, Miguel Angel;

45.-RUSSO, José Luis;

46.-RUSSO, Roque Abel;

47.-RUPPEL, Ignacio;

48.-RAVIOLI, Julio Alberto;

49.-REYNOSO, Luis Daniel;

50.-ROSSI, Carlos Alfredo;

51.-SPELOZZO, Domingo;

52.-SAEZ, Eber Edgardo;

53.-SCOLZ, Carlos Alberto;

54.-TAMAME, Rubén;

55.-TORNATORE, Jorge Hugo;

56.-TORNATORE, Fernando.

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