Sociedad

Luchando contra molinos de viento

27/02/2015

Enrique Vistalli es el fundador de A.RE.DIS una ONG que ofrece un espacio interdisciplinario y de contención para las personas con discapacidad. A continuación su historia y un presente difícil que busca crear conciencia.

Ya van 10 años de lucha incalculable, en verdad son muchos más los años de trabajo social y de golpear puertas en busca de un futuro mejor para los discapacitados de Tandil y la región.

A.RE.DIS comenzó a funcionar en el año 2005 y en todo este tiempo supo estar al lado de las personas, darles contención, compañía y mucho amor.

“Hay muchos discapacitados que no tienen familia, hay que pensar en el presente y en el futuro de ellos”, por eso nació el sueño de la casa de día, en dónde los beneficiarios pueden hacer cursos, estudiar y aprender algún oficio.

“Mientras los chicos van a las escuelas especiales son contenidos, pero después de los 21 años muchos quedan desamparados, ése es el grave problema que nosotros planteamos” relata Vistalli quien perdió la vista hace tiempo pero puede ver la realidad claramente.

En charla con el ElDiariodeTandil puntualizó la larga lista de normativas que son vulneradas sistemáticamente por los gobiernos de turno, los cupos de viviendas en los barrios, la Ley del 4 por ciento que indica que todo Municipio debe tener ese porcentaje de empleados con alguna discapacidad, “¿o un discapacitado motriz no puede ser telefonista o trabajar en la recepción?”, se pregunta.

Según un censo realizado en el año 2007 había en Tandil 15 mil discapacitados, hoy estima esa cifra en 18 mil de acuerdo al crecimiento de la ciudad.

Tandil sigue contando con verdaderas barreras arquitectónicas para estas personas, “la gente con silla de ruedas no se puede mover de su casa, por las veredas rotas, obras en construcción, mesas y sillas, es un conglomerado de cosas que hace que no nos vean sonriendo a los discapacitados, que cada día nos ponemos más tristes de ver que estamos muy arrinconados en sociedad y las posibilidades son muy pocas porque no te escuchan”.

Vistalli recorrió las oficinas del municipio, de la gobernación y hasta del Estado Nacional pero la ayuda ha sido esquiva, “el gobierno local aporta un magro subsidio que apenas alcanza para algunos gastos”, sostiene y amenaza con abandonar esta lucha, que es la pelea más importante de su vida.

Los socios fueron el sostén de la institución hasta hoy, “sin ellos no nos podemos mantener, hay gastos de teléfono, de servicios, de limpieza, de personas que trabajan con nosotros y estamos de prestados en un lugar, porque nunca pudimos acceder a una sede propia”.

Por ello invita a los vecinos de Tandil y la zona para que se asocien, acerquen donaciones, colaboren: “Siempre necesitamos sillas ortopédicas, bastones, muletas, computadoras para los cursos, cosas que capaz no se usan en las casas y son muy útiles para nosotros”.

Pese a esta lucha desigual, Aredis sigue de pie y agradecido con los socios y las empresas que los acompañan desde hace ya 10 años.

“Me da mucha pena el olvido sistemático de los gobiernos, porque parece que no fuéramos personas por cómo nos tratan, pero nos queda la sensación de tranquilidad por haber ayudado y acompañado a muchas personas que no sabían cómo seguir”.

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