Policiales

El ladrón inesperado

17/10/2014

Entre las varias modalidades de robo que cunden en la ciudad, ocurrió en la víspera una que resulta inusual: el cliente que compra una mercadería y luego de pagar saca un arma y roba la recaudación del negocio. El ladrón inesperado, esta vez, actuó en el polirubro “Ecos”, de Susana Poli.

El tristemente célebre ladrón de la pistola plateada, conocido como el “Chorro Grido”, dejó su marca indeleble, sobre todo en todos los locales de la cadena de heladerías que asaltó hasta con saña. Y fue precisamente la inquina que lo perdió: su último intento de robo terminó en las puertas de una sucursal de Grido, cuando ya tenía a toda la policía tras de sí y con los nervios desquiciados por el ridículo a la que la expuso.

Casi al unísono aparecieron los Amigos del Boquete. Empezaron en la distribuidora Diarco y no dejaron rubro sin asaltar. La última víctima fue Copan Seguros.

En la antevíspera, un inopinado delincuente de poco más de metro y medio de altura en compañía de su socio, pretendió robar el Salón de Belleza Unisex “Elle”, pero Alejandra Alí, la peluquera, percatándose de que el tambor del arma no tenía balas, lo humilló con la inolvidable frase: “¿A quién vas a matar vos con ese revólver sin balas, pedazo de pelotudo?”.

Ayer apareció otra especie habitante del menudo catálogo de ladrones y afines, que si bien no es novedosa hacía un tiempo que no exhibía su sorpresivo modus operandi. El ladrón-cliente.

A las 14 horas, nuestro personaje ingresó al polirrubro “Ecos”, ubicado en Avenida del Valle 70, tomó un producto del estante y caminó hasta la caja registradora. La dueña del comercio, Susana Carina Poli, alcanzó a observarlo sin imaginar el indignante desenlace: era un hombre flaco, morocho, ni alto ni bajo, de pelo corto. Un cliente más. Ya en la caja, el hombre sacó el billete, pagó lo que habría “comprado” y cuando Poli se aprestaba a darle el vuelto extrajo un cuchillo tramontina de entre sus ropas –arma de cocina si las hay-, y amenazando a la comerciante se llevó toda la recaudación, dándose  a la fuga sin decir adiós.

Se presume que policía, la cual viene de mal en peor en estos casos de asaltos a negocios minoristas por sujetos que actúan solos o a lo sumo con un cómplice, todavía lo está buscando. Es el ladrón inesperado actuando a cielo abierto, a cara descubierta, con muy primarias pero suficientes dotes teatrales para su impostura de consumidor, y portando un rústico cuchillo de cocina.

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