Policiales

El robo que (casi) nadie cree

16/10/2014

En la antevíspera robaron de un complejo de cabañas de la ciudad una moto de alta gama valuada en 80.000 dólares. Ayer, en los cafés, los comentarios en los portales y los llamados de los oyentes a las radios hacían saber de la incredulidad del vecindario. Se convirtió en un robo inverosímil, hasta que aparezcan las pruebas en contrario.

Un hombre, oriundo de Capital Federal y dedicado a la programación de sistemas, llegó durante el fin de semana a la ciudad en categoría de turista a bordo de una moto Ducati Multistrada de 1200 cilindradas. Se trata de una moto carísima: 80 mil dólares vale. Y se alojó en un complejo de cabañas de la calle Fugl al 600. Se presume que el hombre contrató el alojamiento a través de una página de internet, que viajó sólo y que la primera noche dejó su onerosa moto en la puerta de la cabaña donde pernoctaba. Pero la segunda noche decidió guardarla en el estacionamiento del complejo. Se estima que al menos un sector del lugar estaría resguardado por un sistema de monitoreo con cámaras de seguridad. Las fuentes además observan que el complejo también contaría con un sereno de vigilancia.

Aun así, se cree que los delincuentes habrían cortado el alambre perimetral y sacado la moto hacia el exterior a través de un jardín lindero al complejo. Para desaparecer en medio del crepúsculo.

Esta es la historia relativamente oficial del hecho, la cual, narrada de este modo ha provocado en buena parte de la vecindad cierta incredulidad de base, por una suma de cuestiones. A saber.

La moto pesa algo así como 200 kilos, difícil por lo tanto de acarrear con el apuro que comporta un robo de semejante naturaleza y frente a las medidas de seguridad descriptas.

El hecho ocurrió entre las 0 y las 6 de la mañana, pero –dato cuasi confirmado- la moto contaba con un sistema de alarma que habría estado desactivado al momento del hurto.

Quien se la llevó, por decirlo así, tenía un extremo conocimiento de la Ducati Mutistrada: el sistema de encendido de la moto tiene un código –que se supone es secreto y que sólo lo sabe su dueño-, y no hay manera de que se encienda el motor si no se registra el número exacto.

Y al cierre de este despacho no había aparecido una sola imagen –provista por las cámaras de seguridad ubicadas en algunas calles- que hayan captado el último rodaje de la moto a manos de los ladrones desvaneciéndose del paisaje serrano.

Horas después del hecho, el dueño de la valiosa Ducati Mutistrada realizó la denuncia en la Comisaría Primera y se volvió en micro a la Capital Federal.

Envuelto en la bruma de la sospecha.

Antes pidió a la policía que no difundiera su nombre a los medios de comunicación. ¿Por qué razón?

Al no trascender su nombre, en los bares hoy se consideró como un "agravante" su condición de porteño. Podría haber sido de Córdoba, Neuquén, Suiza o brasilero. Pero entre la pésima fama que por décadas supieron construir los porteños fuera de la Capital Federal, y el provincianismo cultural con base esotérica que a menudo destila el pensamiento mágico del interior, el dueño de la lujosa moto pasó a convertirse desde ayer en la víctima y/o protagonista de un robo que (casi) nadie cree.

Foto ilustrativa

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