Policiales

Ayelén: estrangulada por detrás y con el móvil de la Telefé frente a la casa

23/08/2014

Era inevitable: uno de los casos policiales que mantienen en estado de estupor a la sociedad tandileña mereció su correlato nacional. Mientras se comprobó que Ayelén Rolando fue ahorcada desde atrás y con severas certezas por las conjeturales manos de su hermano, un camión de exteriores de Telefé llegó al barrio y se instaló frente a la casa de la tragedia.

El cerco se cierra, increíblemente, sobre un chico de 16 años. El hermano de la estrangulada, quien tenía 14. El caso destila una atracción magnética para la máquina de picar morbo de la televisión nacional. Distintos medios capitalinos (y hasta de Mar del Plata, como si la Feliz fuera una ciudad angélica) siguen llegando a Tandil. Sin pudores, van derecho al epicentro del drama: la calle Brandsen al 300 donde ocurrió un hecho que se cree no tiene antecedentes en los casos policiales de la ciudad: el asesinato por estrangulamiento de una joven a manos –con firmes indicios- de su propio hermano. Un hecho fantasmagórico que debería al menos convocar a la pena silenciosa pero que produjo su antítesis: el batifondo mediático de discurso con doble standard ético: la “necesidad” de informar del episodio a la opinión pública, por arriba, y, por abajo, la real motivación de lucrar en el amperímetro del rating con una tragedia difícil de entender y aún más compleja de concebir. ¿Cómo y por qué ocurrieron los hechos? Una pregunta abismática para un crimen cuyo móvil aún está lejos de dilucidarse. La hipótesis más firme es que se trató del llamado “juego de la asfixia”, aunque recién en las próximas horas el fiscal Luis Piotti podrá interrogar al hermano de la joven asesinada, quien ayer estuvo unos minutos en la Comisaría Primera y luego fue retirado por su padre.

Quedó plenamente confirmado que Ayelén Rolando fue estrangulada desde atrás, que –aparentemente- no ofreció ningún signo de defensa, y que sólo habría revelado un principio de desvanecimiento que no fue o no quiso ser interpretado por el autor del crimen, quien siguió su mecánica de ahorcamiento hasta producirle la muerte.

Desde ayer los enviados especiales de la televisión nacional comenzaban a apostarse frente a la casa de la tragedia, a espaldas del Estadio San Martín donde hoy Santamarina jugará su primer partido como local en el Nacional B. Mientras tanto la sociedad de Tandil asiste perpleja a un crimen de dimensión desconocida que la patria mediática, con el discurso de la preocupación moral y el principio de la información a sus clientes, comenzó a facturar en la caja registradora de la hipocresía, el impudor y hasta la falta de buen gusto. Se escucharon ayer, por ejemplo por TN, argumentos descabellados por parte de periodistas de chapa, frente a un caso que, por lo menos, requeriría de cierto prudencial silencio hasta que la Justicia y los investigadores lleguen a la verdad de lo ocurrido.

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