Papel

El taxista K

20/04/2014

Yendo en taxi hasta el Anfiteatro, el chofer me dio una clase de política y economía como ni el mejor analista podría hacerlo. Hablándome de la enorme masa de turistas y el plan Progresar, entre otros, culminó diciendo: “A mi Cristina no me dio nada, pero me dio todo, ¿me entendés?”

Sábado de Gloria y me disponía a ir hasta el Anfiteatro, para sacar algunas fotos de la gran puesta en escena de “Jesús, El Nazareno”. El frío, la distancia y mi falta de conocimiento para manejar un automóvil, fueron los factores que hicieron que opte por tomarme un taxi para cumplir con mi tarea.

Yrigoyen al 600, saliendo del Centro Cultural Universitario, luego de tomar imágenes de la feria allí instalada, pasó uno. Lo paro, me subo, “al Anfiteatro, por favor”.

El chofer, hablador como muchos de los taximetreros, comenzó la charla.

“¿De donde sos?”, me preguntó, como lo debe venir haciendo desde el jueves con cada uno que se sube. Le expliqué que soy de acá, y cual era mi misión periodística en ese momento.

“¿Sos periodista?, no me putees con lo que te voy a decir. Y si lo hacés, hacelo bajito así no te escucho”, se atajó el hombre de unos 50 años, mientras me buscaba en el espejo retrovisor. “¿Dónde está la crisis?, ¿Por qué dicen que estamos mal?, todos los que subí estos días son turistas, si estamos tan mal, la gente no sale de vacaciones. Y cada feriado largo que pone Cristina, me pasa lo mismo”, siguió con su relato, haciendo un análisis político – económico como hombre que recorre la calle y mucho.

Le expliqué que no lo iba a insultar ni mucho menos, al contrario, que coincidía en todo lo que venia diciendo, y él sonrió. “¡Que bueno!” – me dijo – “porque todos los periodistas están hablando con maldad. Mirá que yo tengo muchos años, nunca estuvimos mejor que ahora”.

“Muchos de ustedes se quejan que Cristina le da plata a los vagos. ¡Y bien que hace!. Si de esos pibes que ya están perdidos, si de un millón salva a 20, ya vale la pena. Además, si esa plata no la usan para estudiar, la usan para gastarla en otras cosas. Con esa plata que Cristina le regala a los vagos, como dicen, los pibes y los jubilados se suben al taxi, por ejemplo”, continuó diciendo, ya entrando a emocionarse.

Y resumió su punto de vista de cómo funciona el mercado cuando se le inyecta dinero de diversas maneras, de un modo que ni el mejor economista que apoye el modelo lo puede hacer: “A mi Cristina no me dio nada, pero me dio todo, ¿me entendés?”, me dijo, me cobró los 20 pesos y me dejó en la puerta del Martín Fierro.

 

(Foto ilustrativa)

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